“Tomo cada desafío de manera positiva y disfruto del proceso”.
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A los 17 años, Leandro Tonon encontró en la tecnología su propio universo, uno que comenzó a construir desde una pequeña habitación en la casa de sus padres. Allí, entre cajas de partes y piezas importadas, ensamblaba computadoras en una época en la que el concepto de tener un equipo en cada hogar no era común sino una visión futurista.
“Desde ese momento me apasioné por la tecnología”, recuerda con una chispa en sus ojos que parecen encenderse con cada palabra.
Hoy, con décadas de cambios vertiginosos en el mundo tecnológico, Leandro es el CIO Corporativo de Pronaca, con una vasta experiencia en empresas multinacionales, esa pasión inicial ha evolucionado en algo más complejo, más decisivo y de mayor potencial que le permite identificar lo que realmente agrega valor a la organización.
La tecnología, para él, no es solo una herramienta, sino un elemento que propicia ese diálogo necesario con la cultura de la organización. La adaptabilidad, visión y análisis son las claves, dice, para integrar innovaciones que no solo sean funcionales, sino que también resuenen con las personas que las utilizarán.
A lo largo de su trayectoria, Leandro Tonon ha aprendido una lección que trasciende la tecnología y los proyectos: el verdadero valor de una compañía está en su gente. “Lo que me llevo de cada experiencia no son los proyectos que implementé o las transformaciones que lideré, aunque sean importantes”, reflexiona. “El mayor legado está en las personas. En la diferencia que haces en sus vidas, en los equipos que formas, en la oportunidad para preparar a nuevos líderes para el futuro.”.
Leandro Tonon reconoce que su aprendizaje no es solo fruto de la experiencia profesional, sino también de los valores que le inculcaron sus padres. “Ellos me enseñaron lo que es correcto, cómo tratar a las personas, a ser honesto”, dice con gratitud. Esos principios han sido el cimiento sobre el que ha construido una carrera enriquecida por su paso por distintas compañías, países e industrias, así como por su formación académica en instituciones de renombre como el MIT.
Pero más allá de los títulos o logros académicos, Leandro atesora las lecciones que le han dejado quienes han trabajado con él en distintas fases y períodos de su vida. “He aprendido a ser resiliente, a ser creativo, y a mantener la calma en momentos difíciles. Esa serenidad, esa capacidad de tomar decisiones correctas con madurez y buscando siempre hacer las cosas de la mejor manera, es lo que más valoro”, reflexiona.
Para Leandro ser líder es asumir grandes responsabilidades con los clientes, colaboradores, y las juntas directivas, lo que a menudo genera ansiedad y presión en el día a día. Sin embargo, señala que una de las lecciones más valiosas que ha aprendido es hacer lo mejor con los recursos disponibles. Este aprendizaje le ha permitido afrontar las exigencias con mayor serenidad. “Tomo cada desafío de manera positiva y disfruto del proceso: ahí radica el verdadero aprendizaje y crecimiento”.
Leandro Tonon dice que trata de conciliar en un adecuado balance de su vida personal. Divide su tiempo entre la dimensión espiritual, física, mental, familiar y laboral, tratando de encontrar el balance adecuado para que cada aspecto de su vida reciba la atención que merece. Este equilibrio no es casualidad: es el resultado de una disciplina rigurosa y una rutina bien estructurada.
Su día comienza temprano, con horarios definidos para dormir y despertarse. Antes de empezar sus responsabilidades laborales, Leandro dedica las primeras horas del día a una de sus pasiones: el tenis, deporte que practica durante una o dos horas. Luego, se dedica de lleno a sus actividades laborales, revisando operaciones, temas estratégicos y manteniendo reuniones individuales con su equipo. “Siempre dejo espacio para interactuar, incluso para hablar de temas personales si es necesario”, comenta. Para él, la conexión humana es tan importante como los objetivos empresariales.
Los fines de semana son un territorio reservado para su esposa e hija, y para su pasión de toda la vida: la música. Leandro es músico autodidacta y su amor por los instrumentos no ha disminuido con el tiempo. Aunque la batería es su compañera principal, también toca guitarra, piano y otros instrumentos. “Cuando era joven en Brasil, tenía una banda que tocaba en fiestas, bares y eventos sociales”, recuerda con entusiasmo. Esa tradición la ha llevado consigo en cada país en el que ha vivido. En Ecuador, fundó una banda llamada Sicomotora, integrada por cuatro miembros que tocan rock latino y clásico de los 90 y 2000. El repertorio incluye bandas como Coldplay, U2, Santana, Soda Stereo y Enanitos Verdes.
Además, el deporte es otra de sus aficiones. Es maratonista amateur y dedica tiempo a correr y trotar. “Intento conciliar todo empezando bien temprano”, dice.
El tiempo en familia es un espacio en el que comparte sus pasatiempos con su hija y esposa. Pero para él, la música no es solo un arte, es una herramienta que fomenta la disciplina y desarrolla nuevas habilidades. “Intento que la música sea parte de la vida familiar, aprovechando su capacidad para gestionar nuevas habilidades y el sentido de la disciplina”, añade. Le ha enseñado a tocar la batería a su hija y también toca el piano, comparte con orgullo. Además, comparte con ella, la práctica del voleibol.
A Leandro Tonon le apasiona aprender, y busca formas eficientes de mantenerse actualizado. Los audiolibros se han convertido en sus aliados perfectos, especialmente mientras practica deporte. “Cuando salgo a correr o trotar, aprovecho para escucharlos y así estar siempre aprendiendo algo nuevo”, explica.
Entre sus preferencias destacan libros que combinan desarrollo personal y herramientas prácticas para la vida profesional. Le atraen especialmente los libros de finanzas, y menciona la visión y metodología de Padre Rico, Padre Pobre. También lo inspiran obras como El Poder de la Conciencia y Los Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva.