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Los desafíos de la educación en el ecosistema digital

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Por: , Director de Inteligencia de la información. y Lenin Landázuri, Director de Proyectos y de Tecnología de la Información de la UDLA

La educación superior en el país se sustenta sobre un modelo tradicional y poco flexible. Básicamente es una educación centrada en el conocimiento del docente y un comportamiento pasivo de los estudiantes. Sin embargo, la tecnología ha impactado en el comportamiento de las personas. Nace el nativo digital y un cambio en la manera en que consume contenidos. En esa economía de escasez de la atención, los contenidos deben ser lo suficientemente atractivos de manera que en un mínimo de tres segundos capte la atención, de lo contrario será desechado inmediatamente. Existe un déficit de atención marcado por el crecimiento de los medios digitales. De manera que los maestros necesitan aprender a manejar a estos nuevos consumidores.

En este ámbito, tenemos varias aristas de una tormenta perfecta en la educación. Un público diferente, una estructura educativa que tiene la obligación de formar profesionales para cumplir con los requerimientos de las empresas, atender a las exigencias de las compañías al buscar profesionales con habilidades blandas o duraderas, entonces la pregunta es ¿cómo, dentro de ese proceso de transformación, además de formar estudiantes con habilidades de liderazgo, trabajo en equipo, curiosidad y capacidad de aprendizaje, debemos prepararlos con el conocimiento necesario que le posibilite responder de manera oportuna y adecuada  a los cambios que dejan reducido a un mínimo de dos años la vigencia de los conocimientos? Entonces, la respuesta inmediata es mirar las capacidades en un proceso de aprendizaje continuo.

En esta dinámica, aparecen los grupos de desintermediación de la educación superior, que crean una oferta de habilidades puntuales, los forma y prepara para insertarlos en el mercado laboral.

Con esta emulación, las instituciones de educación superior deben reconocer la importancia de entender objetivamente las necesidades de la educación y preparar a los estudiantes a enfrentar la realidad, suplir los requerimientos del mercado laboral en la medida que las tendencias exigen profesionales con conocimientos y habilidades puntuales.

Estamos conscientes, ahora más que nunca de esta realidad, porque la pandemia aceleró la llegada de mecanismos digitales con un efecto de cambio que desmaterializa y ofrece oportunidades tales como la posibilidad de reducción de costos de movilización para los estudiantes gracias a contenidos transcritos, grabados a disposición en distintos canales.

Nos encontramos con un ecosistema que llegó para quedarse, hay que aceptar esta realidad, para responder adecuadamente. Y eso significa la adecuación de las aulas con equipos, soluciones escalables y todo el framework administrativo que soporte temas tecnológicos para la gestión del sistema universitario, desarrolle canales y nuevas formas de aprendizaje que se resumen en el uso de la tecnología para facilitar una experiencia óptima desde el momento en que el alumno llega a la universidad.

Pero más allá de la tecnología se requiere de procesos estructurados, modificados, eficientes para, en combinación con la tecnología, adecuar de infraestructura necesaria de video, audio, almacenamiento, plataformas, sistemas, etc., o simplemente el acceso a wi-fi de los alumnos que asisten a clases presenciales.

La innovación juega un rol decisivo en la búsqueda experiencias diferentes y satisfactorias para los estudiantes. Innovar en pedagogía para crear espacios de enseñanza aprendizaje que aproveche la tecnología, pero sobre todo enriquezca las actividades prácticas que se desarrollan en laboratorios. Utilizar la gamificación y espacios alternos en mundos fantásticos de la virtualidad donde se resuelven retos que sería imposible hacerlo en espacios físicos, o aprovechar los contenidos de plataformas especializadas para complementar los conocimientos de los estudiantes.

En este ejercicio de reconocimiento del ecosistema, además del proceso de enseñanza, tenemos nuevas posibilidades de seguir la huella de los estudiantes e hiperpersonalizar servicios utilizando el potencial de los datos.

El conocimiento existe, está en la nube, falta entonces identificar cómo lo utilizamos, perfeccionamos.

En la UDLA, en particular, identificamos productos mínimos viables, a través de procesos de innovación abierta donde participan docentes planteando soluciones o plataformas que se revisan y prueban con grupos focales de estudiantes. Una vez, se obtienen resultados permite incorporar a los procesos de aprendizaje.

La innovación es dinámica en la educación, y el uso de productos mínimos viables permite crear iniciativas en ambientes controlados, documentados y con estadísticas de por medio.

En la Modalidad de Educación es Híbrida no todo puede ser en línea o asincrónico. No se puede enseñar a coser a un médico o algunos procedimientos  prácticos a un odontólogo solo por video, pero si es posible hacer un buen ejercicio utilizando simuladores.  Aunque el aprendizaje sea el mismo desde una plataforma o en un aula virtual en cualquier universidad del mundo, la habilidad de trabajar en grupo, ser líder o negociar se aprende de la interacción humana, de la interacción frente a frente, entendiendo el lenguaje verbal del cuerpo.

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