El lenguaje y la espiral de emociones
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En la sociedad, la comunicación crea vínculos mediante códigos que se agrupan como parte del lenguaje y lo transforma en una herramienta de interacción con los demás y con uno mismo.
En los contextos empresariales donde se crea un ambiente social entre las áreas estratégicas, tácticas y operativas, el lenguaje junto a una espiral interpretativa de emociones, juicios, creencias y paradigmas refleja que como seres humanos no podemos tener una experiencia «pura» al comunicarnos ante los demás y recurrimos al uso de «mapas» de un «territorio» como lo planteó el psicólogo y lingüista polaco Alfred Korzybski en 1966.
Esta forma de utilizar mapas, presente en la comunicación nos permite construir representaciones mentales condicionadas por nuestros valores, juicios, experiencias, sistema nervioso entre otros mecanismos y conducen al uso de un lenguaje con aplicación de filtros perceptivos de la información. Estos filtros perceptivos son las generalizaciones, en frases como «siempre mis colaboradores no me escuchan”, o supresiones que eliminan ciertos elementos de nuestra experiencia sensorial y los filtros de distorsión con cambio en los datos sensoriales y experiencias asociadas.
Además, el uso del lenguaje en la comunicación identifica las personas con las que interactuamos tomando en cuenta que podemos intercambiar información con mayor tendencia y a recibir de distinta manera los mensajes ya sea de forma visual: ver, mirar, imagen, o de carácter auditivo donde se manifiesta con mayor intensidad: oír, escuchar, palabras y finalmente, con las personas o grupos de personas con las que se necesita tocar, experimentar con las manos para asimilar el mensaje.
Para los líderes en cualquier ámbito laboral, social, político, familiar y en general para el género humano el lenguaje “no es neutro” tiene intencionalidad en la comunicación. Actualmente, los medios electrónicos y aplicaciones continuarán brindando muchos beneficios si mantenemos un equilibrio con la comunicación básica, inherente que no necesita tener contratado un “plan de datos” para establecerla y lo podemos experimentar al estrechar las manos con otro, mirar a los ojos, dar palmaditas de aceptación o felicitación, el abrazo, besos, etc.
La influencia del lenguaje sobre nuestra programación mental tiene un nivel importante de repercusión en nuestra comunicación con un potencial de cambiar las experiencia subjetivas a nuevos comportamientos.