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“Las formas pueden ser negociables, los objetivos no” 

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Franz Zambrano lleva 29 años en el mundo de la tecnología, 24 de ellos, en Banco Guayaquil. Su historia dentro de la organización es parte de la transformación tecnológica y humana del sector financiero ecuatoriano. Ingresó como ingeniero de infraestructura y con el tiempo ocupó distintos cargos, entre ellos la gerencia de Tecnología.

Hoy lidera el área de Arquitectura Empresarial, donde su responsabilidad consiste en conectar la estrategia del negocio con la tecnología, construir puentes entre las áreas y traducir la visión institucional en ejecución. “La arquitectura conecta la visión del negocio con la tecnología y la lleva a la acción”, explica.

Su conocimiento transversal del banco le permite ver el sistema completo y entender cómo cada componente contribuye al propósito común. A lo largo de su vida profesional ha asumido muchos riesgos: proyectos de alto impacto, decisiones complejas y momentos de cambio que le exigieron salir de su zona de confort. Pero, mirando hacia atrás, considera que una de sus decisiones más importantes fue seguir apostando por Banco Guayaquil. Tuvo oportunidades para explorar otros caminos, pero eligió quedarse por el aprendizaje, los retos y el sentido de pertenencia que ha construido en una institución que considero su casa. “Mirando en retrospectiva, quedarme fue una de las mejores decisiones de mi vida.”, dice.

Su relación con la tecnología comenzó mucho antes de su vida profesional. Tenía diez años cuando su padre, quien trabajaba en una empresa que recién incorporaba computadoras, le dijo: “Siento que el futuro está en la computación. Eres muy inteligente y deberías estudiar eso”. Aquella frase, sin saberlo, quedó grabada en su memoria. A los quince ya se había adentrado en el mundo de la programación y desde entonces ha transitado un camino de aprendizaje y adaptación. “Estoy viviendo el futuro que mi padre vio hace décadas, y no se equivocó”.

Esa capacidad de adaptación define su carrera. Se ha reinventado en cada etapa: pasó de trabajar con mainframes a liderar proyectos de infraestructura, proyectos transformacionales como modernizaciones de core bancario, cloud e inteligencia artificial. Para él, el verdadero cambio no está en los sistemas, sino en las personas. “La tecnología evoluciona muy rápido; el desafío no es seguir la tendencia, sino ajustar la mentalidad para anticipar los cambios”, sostiene. Su curiosidad permanente y la disposición para aprender y desaprender son la base de su trayectoria.

Hubo un momento que marcó su vida profesional. Hace más de una década, enfrentó una crisis crítica con la plataforma tecnológica en la que el entonces presidente del banco, Guillermo Lasso Mendoza, asumió directamente el liderazgo. Aquella experiencia lo marcó. “Fue una masterclass de manejo de crisis. Aprendí el valor de la serenidad y el liderazgo humano en momentos difíciles.”

Su estilo de liderazgo se sostiene en la cercanía, la empatía y el propósito. “He tenido la fortuna de contar con verdaderos maestros y mentores a lo largo de mi vida profesional. Siempre digo que nadie se forma solo; siempre hay personas que nos inspiran y nos ayudan a crecer”.

Prefiere convencer antes que imponer. “No creo en el argumento del poder, sino en el poder del argumento”, afirma. Considera que un líder tiene la responsabilidad de inspirar y generar confianza. “No me gusta ordenar; me gusta compartir, acordar y construir decisiones conjuntas” Firme en los objetivos, pero humano en las formas, resume su filosofía en una idea sencilla: las formas pueden ser negociables, los objetivos no.

Franz Zambrano lidera desde el propósito. “Un líder debe transmitir la visión, para que cada colaborador entienda el porqué de lo que hace”, explica. Cree que las personas no renuncian a las empresas, sino a los jefes, y que la claridad y la empatía son pilares del liderazgo.
Para Franz, cada etapa ha sido una oportunidad de aprendizaje. Cree que nunca se deja de crecer, ni como persona ni como líder. Reconoce que se ha equivocado muchas veces, pero también que de esos errores ha surgido su mayor aprendizaje. “Todos los días se aprende —afirma—, especialmente en los momentos de crisis. Y en los periodos de estabilidad o éxito también se aprende a tener serenidad y conciencia para saber manejarlo”.

Suele repetir una frase que lo acompaña desde hace años: “No hay que marearse cuando se está arriba ni deprimirse cuando se está abajo”. Para él, la vida no es una línea que marca el éxito o el fracaso, sino un movimiento continuo, como las olas. Comprender en qué punto se está dentro de esos altibajos, mantener la serenidad y la paciencia, y saber cómo abordar los desafíos, los proyectos o las situaciones difíciles es, según dice, lo que realmente define el liderazgo.

La pérdida de un compañero de trabajo hace algunos años, también cambió su forma de ver la vida. “Fue una experiencia dura. Me hizo entender que hay que vivir más el presente, disfrutar los momentos y valorar a las personas que tenemos cerca.”

Fuera de la oficina, su vida está marcada por pasiones que reflejan disciplina, curiosidad y equilibrio. “En todo lo que hago, quiero hacerlo bien”, afirma. Practica deporte con regularidad: juega fútbol los fines de semana, va al gimnasio a diario y, durante un tiempo, también practicó boxeo y corrió maratones. “El deporte me enseña mucho —dice—. Soy muy competitivo, y gracias a él practico la disciplina, constancia y a entender que los verdaderos cambios no se logran de la noche a la mañana.”

En la pandemia descubrió su pasión por la cocina, especialmente por la parrilla y las pastas hechas desde cero, actividades que comparte con su hijo mayor. “Cuando construyes algo con tus manos, tiene otro significado.  Liderar también es enseñar con el ejemplo”. También disfruta del cine, la fotografía, el arte y los viajes. En sus viajes busca más que descanso: museos, historia y experiencias compartidas con su familia. “Trato de estar presente en cada momento. Algún día, cuando ya no esté, quisiera que me recuerden como alguien que siempre estuvo ahí.”

Disfruta pasar tiempo con su esposa e hijos compartiendo actividades al aire libre. Ir a la playa es una de sus favoritas, porque le permite conectarse con la naturaleza y desconectarse del ritmo de la ciudad. Considera que esos momentos fortalecen los lazos familiares y crean un profundo sentido de pertenencia.
Mantiene una curiosidad intelectual. Escucha pódcast sobre tecnología, transformación digital y liderazgo, que le ayudan a mantenerse actualizado. Entre sus lecturas preferidas menciona: Start with Why de Simon Sinek, Blink de Malcolm Gladwell y El Club de las 5 a.m. de Robin Sharma. También le interesan las biografías de Steve Jobs y Elon Musk, figuras que admira por su visión y su forma de desafiar el statu quo.

 

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