Por César Ayala, Gerente de Sistemas de Grupo Cartopel
La sostenibilidad se ha convertido en un eje central en la agenda empresarial. La presión de consumidores y reguladores ha impulsado a las organizaciones a incorporar prácticas más responsables en su operación. Sin embargo, en el ámbito de TI, la integración de estrategias sostenibles sigue siendo un reto, ya que la adopción tecnológica responde en gran medida a la demanda del mercado. En muchos casos, las prácticas sostenibles se implementan como respuesta a tendencias tecnológicas y no como parte de una estrategia alineada con la sostenibilidad. Persisten preocupaciones sobre los costos iniciales de implementación y la percepción de que estas iniciativas podrían afectar el rendimiento o la seguridad. Aún queda camino por recorrer en la incorporación de objetivos de sostenibilidad en la gestión de tecnología, y es importante que las organizaciones reconozcan que estas prácticas no solo benefician al ambiente, sino que también generan ahorros operativos y mejoran la reputación corporativa.
Quienes lideramos las áreas de tecnología debemos alinear nuestros objetivos con prácticas sostenibles, tecnificando la gestión de activos para visualizar la vida útil de los equipos y reducir el desperdicio electrónico. Estrategias como el mantenimiento preventivo, la reutilización y el reacondicionamiento de equipos pueden optimizar el uso de los recursos tecnológicos. Además, es recomendable adoptar herramientas de gestión de activos tecnológicos (ITAM), que permiten rastrear, administrar y optimizar los activos tecnológicos a lo largo de su ciclo de vida.
El liderazgo en TI no solo implica gestionar infraestructura tecnológica, sino también integrar la sostenibilidad en la estrategia corporativa. El CIO tiene la responsabilidad de diseñar e implementar planes que equilibren eficiencia operativa y reducción del impacto ambiental. Esto implica evaluar modelos de nube más eficientes, optimizar el uso de hardware y fomentar el desarrollo de iniciativas digitales sostenibles en toda la organización.
Además, debe impulsar la capacitación del equipo en prácticas sostenibles aplicadas a TI y mantenerse actualizado sobre tendencias en tecnología verde. Iniciativas como la gestión de residuos electrónicos, el consumo responsable de software y la selección de proveedores alineados con criterios ESG pueden generar un impacto positivo tanto en la rentabilidad de la empresa como en su huella ambiental.
El CIO también tiene la oportunidad de convertirse en un asesor que promueva estrategias sostenibles desde la gestión tecnológica, colaborando con otras áreas funcionales para alinear los objetivos empresariales con la sostenibilidad tecnológica. Para lograrlo, es necesario que conozca y considere las metas de responsabilidad ambiental y social de la organización dentro de su planificación.
Asimismo, quienes lideran las áreas de TI deben fortalecer la colaboración con proveedores tecnológicos que cuenten con experiencia en sostenibilidad y puedan aportar mejores prácticas en la implementación de soluciones responsables con el medio ambiente. La selección de aliados estratégicos comprometidos con la reducción del impacto ambiental puede acelerar la adopción de tecnologías y generar beneficios a largo plazo para la empresa y la sociedad.