El camino de una estrategia a la nube

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Por: Hernán Giménez, CTO de Banco Pichincha

La adopción de nube es en principio un cambio de la manera en que concebimos la tecnología, es una nueva y distinta forma de pensar. Una estrategia de nube implica principalmente un cambio en el modelo tradicional de costos operativos e inversión en infraestructura tecnológica, así como también una profunda revisión del modelo operativo de gobernanza de los activos. El modelo tradicional generalmente hace previsiones de capacidad en ciclos escalonados de tiempo sobre la base de tecnología instalada, y al final de cada periodo de proyección veremos los niveles de asertividad que tuvimos en cada estimación. Aunque este enfoque permite planificar la cantidad y tipo de recursos tecnológicos que se requerirán para respaldar las operaciones de la empresa, podría no ajustarse a los requerimientos cada vez más fluctuantes de tecnología relacionados con las necesidades de productos digitales de la compañía. Con la adopción de la nube cambia el modelo de costeo tradicional de tecnología a un modelo flexible, que no necesita del aprovisionamiento anticipado de infraestructura, sino el pago por el uso de los recursos que realmente se utilizan. Cuando se requiere mayor capacidad, se puede contratar y pagar por ella, y en períodos en los que los recursos no son necesarios, se puede reducir la capacidad y pagar menos, acompañando el ciclo de negocio de manera flexible.

Además, la adopción de una estrategia de nube también permite a las empresas mejorar la disponibilidad y resiliencia de sus productos digitales. Esto lo logramos al migrar hacia un proveedor especializado la gestión de los distintos componentes en sus distintos sabores (IaaS, PaaS, SaaS, etc), para focalizar los recursos humanos internos en evolución de productos y servicios. Al hacerlo, se liberan de las preocupaciones relacionadas con la administración de servidores, corrección de vulnerabilidades, manejo de obsolescencia y maniobras complejas de mantenimiento de facilities del data center. Estas responsabilidades las asume el proveedor de nube, quien cuenta con una escala de especialización y profesionalismo que puede superar los recursos internos de la organización.

Un tercer motivo tangible es la velocidad de despliegue y automatización de procedimientos. En empresas con procesos maduros realizar un despliegue de infraestructura puede llevar semanas o incluso meses, y esto es a pesar de contar con procesos adecuados y bien establecidos. Sin embargo, en la actualidad, con la adopción de la nube y prácticas de automatización, los despliegues pueden realizarse en cuestión de minutos.

Por último, pero no menos importante es la ciberseguridad. La nube cuenta con múltiples capas de protección y medidas de seguridad implementadas por expertos, que bien utilizadas nos aportan un grado de protección mayor.

Resolver los desafíos más urgentes de la nube

El principal desafío hacia la nube es distinto para las empresas tradicionales que cuentan con infraestructura instalada que aquellas que nacen en la nube. Para las empresas tradicionales lo primordial es elegir una estrategia de migración de aplicaciones a la nube con las llamadas 6 R’s (Retirar, Retener, Reemplazar, Rehost, Replatform y Rebuild). En este sentido solemos estar tentados por facilidad y rapidez a migrar aplicaciones bajo la estrategia “Rehost” en una Infraestructura como servicio(IaaS), pero de esta manera no lograremos aprovechar todas las ventajas de escalabilidad y la resiliencia que ofrece la nube. Por lo tanto, el principal desafío radica en adaptar sus aplicaciones de manera que, al migrarlas a la nube, se puedan obtener los beneficios esperados y no sea simplemente un cambio hacia un centro de datos público.

La migración a la nube implica un nivel elevado de conocimiento e inversión para adaptar las aplicaciones existentes. Si no se cuenta con un control estricto y herramientas altamente eficientes, pueden surgir dificultades que resulten en costos incluso más altos que los que se tenían en la plataforma on-premise. Para esto es fundamental adoptar practicas de control automatizado que las agrupamos en el concepto de Finops.

Para realizar una migración exitosa a la nube hay que hacer las cosas de manera premeditada y ordenada, entendiendo bien cómo trasladar las aplicaciones a la nube pública teniendo en cuenta aspectos inevitables como el licenciamiento y conectividad resiliente. Un principio que hay que tener siempre presente es que, en la nube pública, por lo general, se cobran costos adicionales por cada funcionalidad. De modo, que si no se tiene una comprensión clara es posible que no se logren los resultados esperados y de esta manera se lleve una desilusión al final del camino.

Antes de comenzar a migrar es importante tener claro ese camino preestablecido que vamos a seguir, conocer las mejores prácticas y arquitecturas de referencia, además, contar con un modelo financiero sólido y maduro para gestionar los costos en la nube. De esta manera evitaremos enfrentarnos a una situación de costos descontrolados que pueda llevar a la desesperación y, en última instancia, a regresar al entorno on-premise. Para esto es fundamental el concepto de hacer pilotos cortos de migración y capturar en ellos los aprendizajes. Hacer unas cuantas migraciones por cada estrategia, aprender lo que se realizó acertadamente y lo que hay que modificar para tener una receta a medida para la organización.

Algunas buenas prácticas del “Journey to Cloud”

Cuando se adopta un camino hacia la nube se debe seguir tres pasos fundamentales:

1.- Establecer los cimientos fundacionales en una arquitectura de referencia sólida. Tener claros los conceptos de patrones de aplicaciones (app patterns), zonas de aislamiento (isolation zones) y cimientos básicos (base) es parte de las buenas prácticas.

2.- Contar con un conocimiento profundo de las aplicaciones, servicios y productos. Al realizar una migración masiva a la nube es necesario comprender y categorizar todas nuestras aplicaciones. Esto implica realizar un análisis detallado que identifique qué aplicaciones pueden ser migradas, cuáles deben permanecer en el entorno on-premise, cuáles pueden ser reemplazadas y no requieren inversión adicional de tiempo, y cuáles requieren una arquitectura más sólida para aprovechar al máximo los beneficios de la nube.

3.- Considerar contar con tres o cuatro “recetas” de migración a la nube donde cada una de las aplicaciones se adapte a uno de estos enfoques. Una vez que las aplicaciones se han dividido en distintas categorías, se pueden aplicar recetas predefinidas comenzando por aquellas que ofrecen los mayores beneficios en términos de migración, agrupándolas por su complejidad.

Cuando se establece este escenario, se crea un roadmap claro para la migración y se planifican distintas etapas para lograr una correcta adopción de nube.

Al final, se establecerá un modelo de gobierno y un equipo encargado de llevar a cabo el plan de migración. Este equipo es de vital importancia, ya que se deben definir las habilidades necesarias y las responsabilidades para ejecutar el plan, que generalmente es un proceso prolongado que abarca varios años.

La adopción de la nube en empresas medianas o grandes suele ser un proyecto que se extiende más allá de los dos años.