En ella, incluye “la necesidad de actualizarse, el sí mismo” que aunque está en el último nivel de la pirámide merece atención y una primera lectura: El aprendizaje es una condición del ser humano o solo cuando las otras necesidades se han cumplido se vuelve una constante.
Desde una visión más general y amplia podríamos señalar que el aprendizaje es inherente a la satisfacción de las necesidades básicas y nace desde el momento en que el ser humano se enfrenta a campos poco conocidos, es decir, debe aprender a cazar y cultivar la tierra para alimentarse, es ese aprendizaje cotidiano y básico que se vuelve una constante y aporta primero al crecimiento de una estructura económica para luego reformularse y adaptarse a una estructura social que exige nuevos aprendizajes para liderar.
En todo caso, el aprendizaje se nutre de las experiencias, estudio o enseñanzas que empieza desde el proceso de gestación del ser humano hasta finalizar su ciclo de vida.
Otra consideración importante que tiene influencia sobre el aprendizaje es la cultura. Conocer nuestros orígenes, el pasado y la realidad actual de la sociedad permite contextualizar si el modelo de convivencia está sujeto a un orden tradicional o disruptivo apoyado en tecnología y en lo digital.
En una realidad digital el acceso a información se vuelve ágil y crea las condiciones necesarias para construir una economía del conocimiento.
En todo caso, en la actualidad somos parte de un ecosistema sometido a desafíos tecnológicos, políticos, personales y transpersonales todo el tiempo.
Los líderes tienen el compromiso de acelerar y mantener la constancia en el aprendizaje no solo en aspectos relacionados con su profesión o especialidad sino con conocimientos complementarios para desarrollar la empatía, resiliencia, e interacciones primordiales que creen vínculos de crecimiento y desarrollo personal, resolver conflictos internos y asegurar una convivencia adecuada entre grupos de colaboradores y la organización.