Gobernanza del dato en procesos de identidad y firma electrónica 

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Por: Lenin Vásquez, Gerente de TI  de Security Data. 

En los procesos de identidad digital y firma electrónica, la confianza no depende únicamente de la criptografía o de los certificados digitales. Se construye sobre un elemento más profundo: la gobernanza del dato. La calidad, trazabilidad y tratamiento adecuado de la información determinan si un trámite digital es seguro, si un documento firmado es válido y si una organización puede sostener modelos digitales sin exponerse a riesgos operativos o regulatorios. 

La gobernanza inicia con la definición de responsabilidades. En firma electrónica e identidad digital es vital distinguir quién es dueño del dato, quién lo gestiona en la operación diaria, quién lo custodia a nivel tecnológico y quién supervisa el cumplimiento normativo. Sin este modelo, los procesos se fragmentan, la información pierde consistencia y los controles se diluyen.  

La definición de roles permite evitar duplicidad de atributos, inconsistencias entre sistemas y fallas en procesos tan sensibles como la validación de identidad o la verificación de certificados. 

El ciclo de vida del dato como eje de seguridad 

La captura, validación, cifrado, almacenamiento, auditoría, revocación y eliminación del dato deben operar bajo políticas, gobernar este ciclo permite que los datos personales se traten conforme a principios como licitud, minimización y responsabilidad, establecidos por la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales (LOPDP).  

Regular cada fase evita que atributos sensibles permanezcan sin motivo, reduce el volumen de exposición ante incidentes y facilita demostrar cumplimiento ante auditorías o autoridades. 

Arquitectura de confianza 

Técnicamente, la confianza se sostiene en la infraestructura de clave pública (PKI), los certificados X.509 y el uso de funciones hash para garantizar integridad. El documento firmado se convierte en un resumen criptográfico; cualquier alteración posterior rompe la verificación. 

La trazabilidad se fortalece mediante el registro de eventos relevantes: emisión, renovación, revocación, validaciones, uso de dispositivos criptográficos y accesos administrativos. Para entidades de certificación acreditadas por ARCOTEL, estos registros son obligatorios.  

En Ecuador, los procesos de certificación y firma electrónica deben alinearse a: 

La Ley de Comercio Electrónico, Firmas y Mensajes de Datos, que regula firmas, mensajes de datos y servicios de certificación. 

La Ley Orgánica de Protección de Datos Personales (LOPDP) y su reglamento, que fijan principios, derechos y obligaciones en el tratamiento de datos. 

Y a la normativa técnica emitida por ARCOTEL, que establece requisitos de operación, seguridad y auditoría para entidades de certificación.  

A esto se suman estándares internacionales que fortalecen los sistemas de gestión, como ISO/IEC 27001, ISO/IEC 27002 e ISO/IEC 27701, y buenas prácticas en identidad digital y servicios de confianza basadas en perfiles X.509 y esquemas comparables con marcos internacionales como eIDAS europeo. 

Cuando las normas se traducen en procedimientos internos y controles técnicos, la firma electrónica deja de ser una funcionalidad y pasa a ser un proceso integral con validez jurídica. 

Los equipos de tecnología para adoptar modelos seguros de captura, validación y gestión del dato deben prepararse en conocimiento normativo para comprender la Ley de Comercio Electrónico, la LOPDP, su reglamento y la normativa de ARCOTEL, y convertir estos marcos legales en requisitos de diseño, arquitectura y operación.  

En fortalecer sus capacidades técnicas en el manejo de PKI, certificados X.509, cifrado, tokenización, APIs seguras, threat modeling, revisiones de código y pruebas de penetración como parte del desarrollo.  

Pero, además, es necesario crear una cultura y gestión del dato y es necesario instaurar procesos y herramientas de gestión de datos como catálogos, matrices de acceso por rol, flujos de alta y baja de datos personales, y mecanismos para atender derechos de los titulares. 

Al integrarlas en la organización, se está mucho mejor preparada para operar modelos de identidad digital y firma electrónica que sean seguros, escalables y alineados con las expectativas regulatorias y de los usuarios. 

La adopción de firma electrónica continúa creciendo. El mercado avanza hacia modelos de firma remota y en la nube, con claves protegidas en módulos HSM y autenticación desde dispositivos móviles mediante múltiples factores.  Además, la implementación progresiva de la LOPDP está llevando a las organizaciones a revisar sus procesos de captura y conservación del dato.