Fraudes financieros aumentan hasta un 30% en el último trimestre del año

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IDEIA Consulting advierte que los fraudes financieros y corporativos en Ecuador se incrementan hasta un 30% en el último trimestre del año, un periodo marcado por el aumento del consumo, el pago de bonificaciones y el crecimiento del comercio electrónico.

De acuerdo con la Association of Certified Fraud Examiners (ACFE), las empresas pierden en promedio un 5% de sus ingresos anuales por fraudes internos. En Ecuador, cifras de la Superintendencia de Compañías reflejan un aumento de entre 15% y 20% en irregularidades financieras entre octubre y diciembre, lo que convierte a esta etapa en una de las más vulnerables del calendario empresarial.

Riesgos más comunes

Entre las principales modalidades destacan las compras y contrataciones irregulares, la manipulación de inventarios, los conflictos de interés y los ciberfraudes, especialmente las campañas de phishing, que aumentan hasta 60% en temporadas de alto consumo. A esto se suman nuevas formas de estafa digital, como las donaciones falsas y los portales que suplantan fundaciones o causas benéficas.

“El último trimestre del año representa un momento crítico: crece el flujo de dinero y disminuyen los controles. Esto genera un terreno fértil para fraudes cada vez más sofisticados”, explicó Grace Álvaro, gerente general de IDEIA Consulting.

Transformación digital y nuevas vulnerabilidades

El aumento de los fraudes también se asocia con la acelerada digitalización de servicios financieros y corporativos. Las empresas que automatizan procesos sin establecer controles adecuados exponen sus sistemas a filtraciones de datos, accesos indebidos y manipulación de información contable.
Los especialistas de IDEIA Consulting señalan que las áreas más afectadas suelen ser tesorería, compras, ventas y recursos humanos, donde los flujos de aprobación y autorización digital aún carecen de verificaciones cruzadas o alertas en tiempo real.

Prevención y cultura de integridad

IDEIA Consulting recomienda fortalecer la auditoría interna, monitorear transacciones inusuales, limitar obsequios corporativos y verificar la legitimidad de ofertas y canales de pago. Además, sugiere capacitar al personal y reforzar los canales de denuncia confidencial, promoviendo una cultura de integridad en periodos de alta presión comercial.