El Banco de Desarrollo del Ecuador (BDE) es una institución pública especializada en financiar proyectos de inversión de los Gobiernos Autónomos Descentralizados (prefecturas, municipios y juntas parroquiales), con el objetivo de impulsar el desarrollo productivo, social y ambiental del país. Su actividad principal se orienta al otorgamiento de créditos y la gestión de programas de financiamiento.
La institución, bajo supervisión de la Superintendencia de Bancos, atraviesa un proceso de transformación tecnológica. Según explicó Carlos Rivera Bautista, gerente general del BDE, la actual administración —que inició hace poco más de 20 meses— ha duplicado las colocaciones de crédito respecto al 2023. Sin embargo, subraya que el mayor avance ha sido cualitativo: “Los créditos ahora cuentan con una evaluación más rigurosa y están mejor orientados, en concordancia con la política pública que busca reducir la pobreza, disminuir desigualdades y promover la equidad territorial”.
Rivera enfatiza que la tecnología ha sido un eje central en este proceso. El BDE ha incorporado modelos estadísticos y herramientas de analítica de datos para evaluar presupuestos y proyectos de inversión. “Si dos cantones con características similares presentan solicitudes de financiamiento por montos distintos, hoy tenemos la capacidad de aplicar un análisis comparativo y recomendar un nivel de financiamiento coherente”, señala.
Este enfoque ha permitido reducir los tiempos de evaluación, optimizar el seguimiento de los proyectos y realizar mediciones de impacto, con énfasis en eficiencia, transparencia y uso responsable de los recursos. Rivera resalta que gran parte de estas soluciones se han desarrollado internamente, aprovechando el talento técnico del propio equipo del BDE y evitando costos elevados en software especializado.
De la infraestructura física a la nube
El BDE inició un proceso de modernización tecnológica que incluyó la migración progresiva de su infraestructura hacia la nube de la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT). Actualmente, aplicaciones críticas como el core crediticio, el ERP, los sistemas de gestión documental, las plataformas de riesgos y de prevención de lavado de activos se encuentran alojados en este entorno.
Previo a este cambio, la operación dependía de infraestructura propia instalada en las oficinas del banco, lo que limitaba la escalabilidad, la capacidad de procesamiento y la continuidad del servicio, además de requerir altas inversiones en hardware y soporte especializado.
El tránsito hacia la nube se definió a partir de un diagnóstico institucional y la evaluación de distintas alternativas considerando costos, escalabilidad, seguridad, tiempos de implementación y sostenibilidad a largo plazo.
La transición se ejecutó de forma gradual y planificada, con migraciones progresivas, capacitación y soporte al personal. Asimismo, el BDE contrastó su decisión con experiencias de organismos nacionales e internacionales como la CAF, el Banco de Uruguay, FINDETER y BANOBRAS, que validaron la pertinencia de este modelo tecnológico.
Beneficios internos y externos
Los resultados son en dos dimensiones. Internamente, los colaboradores disponen de mayor agilidad y eficiencia en la gestión de procesos financieros y administrativos. “El acceso a plataformas críticas como el core crediticio, el ERP y los sistemas de gestión documental es hoy más confiable y rápido, fortaleciendo la continuidad del servicio”, destaca Rivera.
Externamente, los beneficios alcanzan a los gobiernos autónomos descentralizados y a la ciudadanía. Los procesos de crédito y financiamiento son ahora más ágiles y transparentes, los servicios digitales y simuladores facilitan la planificación de proyectos y los tiempos de respuesta se han reducido significativamente.
Próximos pasos
Con la infraestructura en la nube, el BDE proyecta una nueva fase de modernización tecnológica. La hoja de ruta contempla la renovación del core bancario, que permitirá agilizar operaciones, reducir tiempos de procesamiento y ampliar la capacidad transaccional, además de incorporar nuevos productos y servicios financieros adaptados a las necesidades de los gobiernos locales. Posteriormente, se renovará el ERP.
En paralelo, la institución avanza en la incorporación de inteligencia artificial. “Iniciamos proyectos con chatbots para el cliente interno y sistemas de análisis de costos unitarios”, puntualiza el gerente general.
La estrategia se complementa con el fortalecimiento de la analítica de datos, la automatización de procesos, la ciberseguridad y la Seguridad de la información. Además, se encuentra en estudio la aplicación de IA para la gestión de riesgos y crédito, la evaluación de capacidad de pago, la detección temprana de morosidad y la generación de solicitudes de crédito.