Genek Kobylinski, Gerente general de SEIDOR Ecuador.
Cuando una organización experimenta insatisfacción con el rendimiento de su infraestructura tecnológica, por ejemplo, enfrenta latencia, incapacidad para soportar cargas de trabajo, falta de agilidad para lanzar nuevos productos, procesos lentos y rígidos, o un mantenimiento de sistemas heredados que consume gran parte del presupuesto de IT son señales claras de que es momento de modernizar su entorno tecnológico. A esto se suman factores como la fricción entre empleados por la ausencia de herramientas colaborativas, el acceso limitado a la información, interfaces obsoletas o preocupaciones crecientes por la seguridad y las amenazas cibernéticas.
La modernización requiere liderazgo que trasciende el rol de un administrador de sistemas pues requiere de un socio estratégico capaz de alinear la tecnología con los objetivos de negocio. Este líder actúa como agente de cambio, impulsa la innovación, identifica oportunidades, comprende la arquitectura tecnológica y su impacto tanto en la productividad de los colaboradores como en la experiencia del cliente. Además, debe estar atento a las tendencias y saber adaptarlas a las necesidades de la organización, siempre con una visión que considere la gestión del cambio, la capacitación y la comunicación de los beneficios del nuevo entorno.
El camino de modernización demanda un enfoque progresivo. Migrar sistemas y procesos por fases reduce la complejidad y los riesgos, prioriza lo más crítico y garantiza seguridad y gobernanza. En proyectos de Digital Workplace, los principales retos no siempre son técnicos. Por ejemplo, en migraciones de Google Workspace a Microsoft 365, el desafío radica en la adopción del cambio por parte de los usuarios, quienes deben modificar hábitos de trabajo muy arraigados. En escenarios tenant-to-tenant o de on-premise a la nube, la dificultad se centra en asegurar la continuidad del negocio, integrar aplicaciones heredadas y reforzar la seguridad.
Otro aspecto importante es la escalabilidad, que debe planificarse desde el diseño inicial. Una arquitectura bien concebida garantiza que el entorno pueda crecer en usuarios y servicios sin afectar la experiencia.
En el caso de migraciones a la nube, esto supone definir con precisión la gobernanza, el licenciamiento, la seguridad y la adopción de nuevas herramientas. Asimismo, apoyarse en marcos de referencia como Cloud Adoption Framework y Well-Architected Framework facilita un crecimiento ordenado, optimiza los recursos y asegura que se mantengan los estándares de seguridad y cumplimiento a medida que la organización evoluciona.
Por ello, la estrategia de quien lidera estos proyectos de IT debe complementarse con un plan de comunicación y capacitación que garantice una transformación exitosa. Para que la adopción de cloud y digital workplace se convierta en un componente integral de la estrategia digital corporativa es necesario trabajar sobre tres pilares que se complementan entre sí. Primero, la gobernanza, entendida como la creación de una estructura que involucre tanto a líderes de IT como a líderes de negocio para que las decisiones de modernización estén alineadas con los objetivos corporativos. Segundo, una hoja de ruta estratégica de largo plazo que defina qué cargas de trabajo migrar, en qué orden y con qué propósito, priorizando aquellas que aporten mayor valor al negocio. Y tercero, la definición de métricas y KPIs claros, como la reducción de costos, la velocidad de despliegue o la mejora en la satisfacción del empleado, que permitan demostrar el retorno de inversión y sustentar la continuidad de la modernización como un proceso evolutivo y sostenido.
En un proceso de modernización, el proveedor cumple un papel esencial como asesor estratégico. Su aporte consiste en guiar al cliente en la identificación de las fases que generan mayor valor en el corto plazo, como correo electrónico, colaboración y seguridad, y en definir aquellas que pueden abordarse en etapas posteriores. Además, su experiencia en proyectos similares permite evitar reprocesos y orientar la inversión hacia soluciones que impulsen productividad, seguridad y favorezcan la adopción desde el inicio.
Al mismo tiempo, la capacitación del personal de IT dentro de cada organización resulta determinante, pues serán ellos quienes administren, soporten y escalen la solución una vez implementada. Un proveedor puede reducir la curva de aprendizaje mediante entrenamientos prácticos, laboratorios guiados y acompañamiento inicial, a la par de transferir mejores prácticas y marcos de gobernanza. De esta forma, el equipo interno desarrolla confianza y asegura que la modernización se mantenga en el tiempo.
En los próximos años, las principales tendencias que marcarán los próximos pasos de la modernización del entorno IT en Digital Workplace están marcadas por la integración de inteligencia artificial en las herramientas de productividad, la automatización de procesos y la consolidación de experiencias en plataformas unificadas como Microsoft 365 y Viva. A esto se suma un foco creciente en seguridad y Zero Trust, y en garantizar la experiencia del usuario en entornos híbridos de trabajo.
Las empresas ecuatorianas están en un proceso de adopción acelerada. El sector financiero, retail y manufactura son pioneros en la migración a la nube y la implementación de soluciones de digital workplace para mejorar la resiliencia, la agilidad y la eficiencia operativa.
SEIDOR, como socio estratégico, acompaña a las empresas en sus procesos de modernización tecnológica a través de un enfoque integral. Desde la consultoría estratégica, ayuda a definir la hoja de ruta de transformación, evaluando el estado actual y diseñando la arquitectura futura. En la fase de implementación y migración, ofrece servicios para trasladar y gestionar cargas de trabajo en la nube —con proveedores como Azure y AWS—, así como la puesta en marcha de plataformas de digital workplace como Microsoft 365. Complementa estos servicios con un modelo gestionado que garantiza soporte y administración continua, de manera que las organizaciones puedan concentrarse en su negocio principal. Finalmente, impulsa la capacitación y la adopción para asegurar una transferencia de conocimiento efectiva y una integración exitosa por parte de los usuarios, maximizando el retorno de la inversión.