Por Gabriel Antelo, VP de Tecnología de Globant.
En una nueva edición del Consumers Electronics Show (CES) en Las Vegas, los asistentes se fueron impactados. Entre todas las novedades expuestas, la sorpresa máxima giró en torno a la robótica. Un auto-robot que funciona con paneles solares, la robot humanoide Aria que tiene conversaciones como una persona normal o el superasistente de la vida diaria que lava la ropa y busca los medicamentos parecían protagonistas de una película de ciencia ficción.
Como un anticipo de lo que vendrá este año, los robots se transforman en tecnología avanzada. La predicción es que el valor de mercado del sector pasará de 262 billones en 2023 a 346 billones en 2025, según The Union Bank of Switzerland (UBS). No se trata de analizar únicamente los lanzamientos que todavía no se incorporarán de manera masiva a la vida diaria, sino de entender las capacidades de la tecnología.
La robótica en las industrias se aplica desde mediados del siglo XX, pero en la actualidad hay un nuevo estadío que excede al sector manufacturero, donde tradicionalmente se ha utilizado para la automatización y la eficiencia.
A la robótica colaborativa en la industria automovilística, centros logísticos y de distribución, se le está sumando la aplicación en transacciones comerciales, alimentación y bebidas, por ejemplo, en donde las tareas van desde la comprobación de máquinas de tarjetas de crédito hasta la retirada de bandejas. Un dato de Forrester es elocuente; de las empresas que considera relevantes, el 35% integrará la robótica física con la tecnología convencional.
Y hay algo más: el IDC afirma que para el 2027 el uso de robots en sectores no tradicionales -en particular inspección y el mantenimiento- aumentará también en un 35%, lo que resultará en una caída del 50% de los errores de inspección.
Entre tantos datos duros, lo concreto es que el paso evolutivo del boom que tuvo la Inteligencia Artificial el año pasado tiene que ver con la mejora de los robots; ganaron autonomía, adaptabilidad, percepción sensorial e interacción basada en la programación neurolingüística, lo que les permite interpretar más datos y resolver problemas complejos.
Un ejemplo interesante de su utilización es el del Departamento de Policía de Nueva York que ha incorporado un robot para patrullar una concurrida estación de metro durante la noche. En el sector del entretenimiento, Walt Disney Imagineering y Disney Research tienen robots en sus parques temáticos, y en Disneylandia ya funcionan como androides libres que pueden interactuar con los visitantes, caminar y bailar.
Todas estas experiencias que se podrían englobar en el rol de Robots as a Service, optimizando y automatizando tareas, a partir de 2025 asumen una nueva dinámica: con Retrieval-Augmented Generation (RAG) se extienden las capacidades de la IA generativa y LLM para cumplir tareas que aumentan las capacidades humanas.
Si queremos desarrollar un círculo virtuoso de desarrollo tecnológico y alza económica, la fórmula es la combinación: robótica y creatividad humana para dar lugar a soluciones innovadoras y capacidades mejoradas en múltiples sectores.
En 2024, las startups de robótica recaudaron más de 4200 millones de dólares en capital semilla y avanzaron a la siguiente ronda de crecimiento. Para 2026 se estima que el 30% de los robots tendrán un nivel 3 de inteligencia (considerando su nivel de autonomía, capacidad cognitiva y desenvolvimiento en diferentes ámbitos) cuando en 2022 sólo representaban el 2%, según el reporte “Emerging Technologies AI Roadmap for Smart Robots – Journey to a Super Intelligent Humanoid Robot” de Gartner.
Hace más de 100 años nació en Petróvichi, un pueblo remoto de Rusia, Isaac Asimov. Pasaron más de 30 años de su fallecimiento, sin embargo, el profesor de bioquímica de la Universidad de Boston -y conocido por sus obras de ciencia ficción como La Serie de los Robots- arrojó preceptos sobre la robótica que siguen vigentes: un robot no debe herir a un humano, un robot debe seguir sus órdenes y un robot debe proteger su existencia, en tanto y en cuanto no vaya contra las dos premisas anteriores.
En un año en el que se transforman en protagonistas, revisar el pasado brinda pistas del futuro. Algunos ya se han incorporado a la vida diaria, pero los que prevalecen son aquellos que aumentan las capacidades humanas en diferentes circunstancias.