Si el error humano desapareciera, 19 de cada 20 ciberataques no ocurrirían

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Ecuador se ha convertido en uno de los principales objetivos de los ciberataques en América Latina. En 2023, el país recibió 12 millones de intentos de ciberataques registrados, con una disminución del 27 % en comparación con años anteriores, aunque los ciberdelincuentes priorizaron estrategias de extorsión para maximizar ganancias. Estas cifras reflejan un panorama en el que las empresas y entidades gubernamentales enfrentan amenazas cada vez más sofisticadas, con consecuencias económicas y operativas devastadoras.

«Hoy en día, el dilema no es si una organización será atacada, sino cuándo y cómo responderá», afirma Juan Emilio Modera, Gerente Comercial de Ciberseguridad en Servinformación. «Las compañías deben adoptar estrategias de seguridad proactivas y no limitarse a reaccionar ante las amenazas cuando ya es demasiado tarde”.

Los ataques cibernéticos han impactado a sectores clave como manufactura, finanzas, salud y consumo, con un crecimiento alarmante en la cantidad de incidentes de seguridad. De hecho, el país ocupa el puesto 119 de 182 países en vulnerabilidad a ataques cibernéticos (malware, phishing, ingeniería social). El Sector público, lidera las estadísticas con 2 0% de los ataques efectivos, según datos del Observatorio de Ciberseguridad de GMS, y compañías de retail y manufactura, registran 16 % de ataques efectivos, con estrategias de phishing como principal modalidad.

La industria de industria de alimentos ocupa el segundo lugar en frecuencia de ataques, con 16 % de los incidentes reportados y el sector salud y de seguros aunque son los menos afectados (12 %), enfrentan riesgos por el manejo de datos sensibles y la creciente dependencia de sistemas digitales.

Los ataques de ingeniería social se proyectan como la principal amenaza para 2025, aprovechando la conectividad del 76 % de la población y la baja cultura digital (solo 10 % con conocimientos básicos). La inversión en ciberseguridad alcanzó $184 millones en 2024, pero sigue siendo insuficiente frente a líderes regionales como Brasil y México.

Ecuador es el cuarto país latinoamericano con mayor cifra de intentos de infección por minuto (84 ataques por minuto en 2022) lo que sugiere impactos significativos, especialmente en sectores como banca y telecomunicaciones, históricamente vulnerables.

El Foro Económico Mundial reporta que solo el 4 % de las organizaciones en el mundo tienen plena confianza en la seguridad de sus sistemas. A su vez, datos de Google Cloud muestran que se realizan más de 2 millones de análisis de seguridad por día y se rastrean más de 300 grupos de amenazas activas en el mundo, lo que refleja la magnitud del problema y la necesidad de fortalecer las defensas digitales.

A nivel global, se estima que el 95 % de las brechas de seguridad tienen su origen en errores humanos. Desde el uso de contraseñas débiles hasta la falta de protocolos de autenticación, estas fallas han facilitado ataques de phishing, ransomware y suplantación de identidad. Según datos de Google Cloud, cada día se analizan más de 6 mil millones de URLs y se rastrean más de 300 grupos de amenazas activas, lo que evidencia que los ataques continúan evolucionando y explotando vulnerabilidades humanas en entornos digitales.

«La ciberseguridad no se trata únicamente de tecnología, sino de comportamiento y conciencia digital”, enfatiza Modera. «Las empresas deben invertir tanto en soluciones tecnológicas como en capacitación continua para reducir los riesgos”.

El ransomware sigue siendo una de las amenazas más lucrativas para los ciberdelincuentes. En 2023, el 81 % de las empresas se enfrentaron a ataques de este tipo, y el 41 % pagó las cifras exigidas por los hackers. Sin embargo, solo el 8 % de las empresas que pagaron lograron recuperar completamente su información, según datos de Chain Analysis.

Para mitigar estas amenazas, las empresas deben adoptar un enfoque integral que combine monitoreo continuo, inteligencia artificial y protocolos de respuesta ante incidentes. Las estrategias reactivas ya no son suficientes. «El costo de no invertir en ciberseguridad es mucho mayor que el costo de implementarla”, señala Modera. «Las organizaciones deben cambiar su mentalidad y comprender que proteger su información es proteger su futuro”.

Además, la cooperación interinstitucional y el fortalecimiento de políticas públicas son claves para combatir los ciberdelitos. A nivel internacional, se han establecido normativas estrictas para la gestión de la seguridad digital, y Colombia debe seguir fortaleciendo su marco regulatorio para alinearse con los estándares globales.