BMI se proyecta hacia la contenerización

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El Plan Estratégico de BMI, empresa multinacional de seguros de personas, está basado en tecnologías de nube. A mediados de 2023, migraron a una nube pública en un proceso de evolución y adaptabilidad con una visión hacia 2025 enfocada en la contenerización.

Para Oscar Mera, Jefe Corporativo de Infraestructura, “Al no depender de la infraestructura física, como servidores on-premise, nos enfocamos en servicios de infraestructura en la nube.” En 2024, se planteó llevar todos los servidores a la nube y, con este objetivo cumplido, ya visibilizan su estrategia para 2025, que gira en torno a la contenerización el uso de AKS y contenerización. “Con esta solución podemos ser incluso agnósticos al tipo de nube que utilizamos, podemos levantar servicios desde cualquier plataforma que admita contenedores, permitiendo esa flexibilidad para ser más resilientes y contar con planes de continuidad más amplios y rápidos en tiempo de respuesta.”

Antes de migrar a la nube, cada una de las operaciones en las oficinas de Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, Miami, Colombia y Ecuador, tenía su data center y su propia infraestructura de servidores, directorio activo y servidores de correo. Actualmente, todo está estandarizado. El ejecutivo señaló que la tecnología es gestionada de manera centralizada desde el corporativo, que se encarga de publicar y administrar los servicios. “Hemos aprovechado las ventajas de la nube, eliminado los data centers y reutilizado las aplicaciones para ejecutarlas en localidades redundantes.”

Para Oscar Mera, uno de los mayores desafíos al mover los servicios a la nube es garantizar la compatibilidad de las tecnologías y los sistemas operativos. “Por ejemplo, contábamos con aplicaciones solo compatibles con sistemas operativos obsoletos y, al estar en un proceso de actualización constante, no existía compatibilidad con los frameworks, código y hasta funcionalidades, lo que provocaba que las aplicaciones no operen de manera adecuada. Ante esta situación, se optó por actualizar las aplicaciones para que pudieran ser migradas a la nube.” También mencionó que, aunque existen esquemas que permiten subir las aplicaciones a la nube utilizando parches para asegurar la compatibilidad, no es lo mismo que actualizarlas para que funcionen correctamente con las nuevas tecnologías y sistemas operativos.

En la migración de los sistemas core, lo más complejo, según Oscar Mera, es gestionar la obsolescencia de las aplicaciones. Sostuvo que la desactualización es el mayor enemigo de TI, destacando la importancia de romper con la idea de que «si funciona, hay que dejarlo como está», ya que esto retrasa la cadena de valor que se entrega al negocio y se pierden oportunidades como aprovechar el las nuevas tecnologías como la IA. “Resulta más complejo tratar de integrar una aplicación legacy obsoleta a soluciones de chatbot, API, o soluciones integrales de infraestructura como código. De manera que el mayor reto es vencer la obsolescencia”, dijo.

En la estrategia de adopción de nube es imperante el involucramiento de toda la empresa, desde la parte tecnológica que abarcó el funcionamiento del negocio y las aplicaciones, hasta las integraciones y servicios que se brindan. Este equipo comenzó a mapear todo el proceso de la migración, identificando que algunas aplicaciones cliente-servidor podrían enfrentar problemas de latencia y velocidad, creando cuellos de botella ya que el internet se vuelve el cuello de botella. Para mitigarlo, se consideraron soluciones como Remote Desktop Service,  la virtualización de escritorios, permitiendo que los usuarios se conecten con una experiencia similar a estar en la misma LAN. Además, participó el departamento de Talento Humano en la gestión del cambio, mientras que las áreas financiera y contable analizaron el caso de negocio para asegurarse de que esta opción fuera viable y beneficiosa para la empresa.

Para Oscar Mera, las buenas prácticas derivadas de la estrategia y migración a la nube tienen que ver con establecer un esquema claro de las aplicaciones, identificar como interactúan las aplicaciones. “La gestión de la comunicación es fundamental. Debemos priorizar el hecho de que todos estén informados y tener en cuenta que, al migrar o mover sistemas de gran envergadura, es vital controlar al máximo posible todos los aspectos, pero también estar preparados para que algo falle”.

Además, una buena práctica es mantener al negocio informado durante todo el proceso. “Cuando los miembros de la organización están comunicados, pueden ser más eficientes en la detección de cualquier problema que pueda surgir. Se logra una mayor receptividad y disposición para apoyar cuando se realicen los cambios”. Para Oscar Mera, la nube ofrece beneficios en términos de flexibilidad y escalabilidad. Comenta que, antes, cuando se requería aumentar los recursos de un servidor, las organizaciones enfrentaban retrasos de 45 a 60 días debido a las importaciones hacia la región. Ahora, es posible aumentar los recursos con un clic. “Esta flexibilidad ha mejorado nuestra capacidad para apoyar al negocio; la nube nos permite ser tan flexibles como lo necesitemos.”

A futuro, en BMI tienen previsto diseñar una estructura de aplicaciones que sea compatible con la contenerización.