Fernando Aguilar Ochoa tiene una trayectoria de 20 años. Actualmente, es el Director Corporativo de TICs de Grupo Gerardo Ortiz.
A lo largo de su carrera ha enfrentado importantes desafíos. Su primer gran reto fue a los 24 años, cuando le encomendaron la creación del cargo de auditor de sistemas en una etapa en que apenas se formaba esta responsabilidad y luego de la misma forma el cargo de riesgo operativo, empezaban a crearse en las instituciones financieras del país.
Fernando Aguilar consolidó su conocimiento y experiencia en Jefatura de Sistemas y Gerencia de Seguridad de la Información dentro del sector financiero. Este sólido bagaje le abrió las puertas en Grupo Ortiz, donde inicialmente estructuró la gerencia corporativa de seguridad de la información y, desde 2022, lidera la dirección corporativa de tecnología, supervisando la gestión tecnológica de todas las empresas del grupo.
Su determinación por alcanzar estas metas comenzó desde joven, cuando se propuso estudiar ingeniería en sistemas, una carrera no disponible en su natal Loja en ese tiempo. A los 18 años, junto con dos compañeros de colegio, se embarcó en la aventura de mudarse y estudiar en la Universidad del Azuay en Cuenca.
Recuerda haber visitado la ciudad en vacaciones, pero fue al mudarse para sus estudios universitarios cuando realmente comenzó a conocer la ciudad. “Esa etapa fue un nuevo despertar para vivir la libertad con responsabilidad”.
Fernando Aguilar nunca perdió su objetivo de graduarse como ingeniero, trabajar, y adquirir experiencia.
Fernando Aguilar siempre fue tranquilo y reservado con una gran capacidad de resiliencia y habilidad en la gestión. Al inicio de su carrera, enfrentó el desafío de crear un departamento de auditoría de sistemas desde cero, lo que demostró su proactividad. “Con solo unos folletos y una normativa, tuve que construir, organizar y atender esta nueva área. Este proceso me obligó a crecer y madurar mentalmente”, rememora. Durante esta etapa, conoció a su primer mentor, el economista Rodrigo Benavides, quien no solo le confió la tarea, sino que también lo respaldó, destacando su calidad personal y capacidad de respuesta profesional. “Esa fue la motivación inicial que me impulsó a seguir construyendo y creciendo”, afirma.
Otro hito destacado en la trayectoria de Fernando Aguilar Ochoa fue alcanzar la certificación de las normas PCI DSS en el Banco del Austro. Este proceso, que comenzó desde cero, requirió tres años de arduo trabajo en equipo para realizar implementaciones, mejorar procedimientos, y desarrollar programas de capacitación, concienciación y educación en seguridad. Bajo su liderazgo, el Banco del Austro se convirtió en la primera institución en obtener esta certificación sin la asistencia de consultorías externas, lográndolo únicamente con recursos propios.
Sobre estos desafíos, dice: “Aprendí que los retos me permiten probarme a mí mismo y fortalecer mi resiliencia. Si cometo errores en el camino, tomo esas experiencias como lecciones valiosas y construyo sobre lo aprendido.»
Desde su infancia, la madre de Fernando Aguilar Ochoa ha sido su inspiración y eje central de motivación, ha sido ese referente y modelo de esfuerzo y trabajo arduo, pero también las enseñanzas de sus mentores han reforzado su espíritu de liderazgo. Le inculcaron la importancia de ser primero una buena persona y luego un buen profesional, además, de la constancia, la honorabilidad y la tenacidad en la búsqueda de soluciones. “No hay que dar nada por perdido, hay que continuar luchando hasta el final”, es una frase que lo motiva y guía en su vida.
Fernando Aguilar Ochoa es un líder planificador y organizado. Su gestión se orienta a asegurar que los procesos funcionen con la precisión de un reloj suizo, incluso en su ausencia. Esta filosofía la transmite a su equipo, alentándolos a ser proactivos, a proponer ideas y a trabajar en consenso para alcanzar los resultados deseados. “No soy un jefe que impone; prefiero colaborar con personas que aportan al logro de objetivos comunes. Esto ha sido clave para ganar la confianza de la alta dirección”, explica.
Para alcanzar sus metas se centra en trabajar de manera inteligente y en la formación de equipos, poniendo especial atención en analizar y comprender a sus colaboradores como individuos únicos. “Cada persona es un mundo con su propia realidad y manera de hacer las cosas; mi tarea es generar sinergias, sacar lo mejor de cada uno y complementarlo con el equipo de trabajo”, explica.
Valora la proactividad y la empatía, cualidades que activamente promueve entre su equipo.
Fernando Aguilar Ochoa distribuye su tiempo de manera equilibrada entre su trabajo y su familia. Sus jornadas comienzan muy temprano, dedicando momentos al ejercicio físico y a su intensa jornada laboral. También se reserva tiempo para almorzar con sus hijas.
Le apasiona cocinar. Lo que inicialmente fue una necesidad cuando vivía solo en Cuenca, se ha transformado en un gusto y pasatiempo. Los fines de semana, disfruta preparando todo tipo de platos, especialmente lasaña y asado. Los cangrejos son su fascinación, y es conocido entre sus seres queridos por preparar una deliciosa lasaña mar y tierra, cubierta con una capa de pulpa de cangrejo. Y como todo buen lojano, es amante del buen café.
Ha sido un deportista activo, practicando fútbol, ráquetbol, ciclismo y atletismo; incluso fue parte de la liga amateur de la selección de Loja. Aunque dejó el fútbol para concentrarse en sus estudios, nunca ha abandonado por completo el deporte y sigue siendo hincha del Barcelona. Además, disfruta de ver películas con sus hijas y pasar tiempo en los parques de la ciudad, observándolas jugar o acompañar a una de ellas, a sus prácticas de telas aéreas, una disciplina deportiva que trabaja la fuerza física con la resistencia a la gravedad.
Uno de los momentos decisivos que han marcado el futuro de Fernando fue salir de su zona de confort, dejar una jefatura en Loja y aceptar trasladarse a laborar en Cuenca. En 2010, fue contactado por Pablo Pintado, su profesor y en aquel entonces subgerente de Tecnología del Banco del Austro. Esta decisión sin duda le ha marcado pautas profesionales, personales y familiares. Hoy disfruta de su familia, su esposa Sandra e hijos Sarah Maité, Emilia Sofia y David son su motor y motivación; además, de una importante tarea cotidiana de liderar la dirección corporativa de TICs de uno de los grupos más importantes del país que cuenta con alrededor de 40 empresas en distintos sectores y especializaciones.