Por María Cruz Gaya, vicedecana de la Escuela STEAM de la Universidad Europea.
La brecha de género en el campo de la tecnología y, específicamente, en áreas como la Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas (STEAM), es una realidad que persiste en nuestras aulas y lugares de trabajo.
Llevo más de dos décadas como profesora universitaria y continúo siendo testigo de que esta disparidad se mantiene. En asignaturas de programación, bases de datos y redes de ordenadores, hay pocas mujeres en clase; representan alrededor del 10%. A pesar de los avances en otros sectores, estas cifras apenas han experimentado cambios significativos en los últimos años. La informática, en particular, sigue siendo un campo dominado por hombres, mientras que otras disciplinas como, por ejemplo, la arquitectura e ingeniería biomédica, muestran un mayor número de estudiantes mujeres.
Es crucial fomentar la participación de las mujeres en estas ramas para cerrar esta brecha. El creciente impacto de la inteligencia artificial (IA) en diversas industrias subraya la importancia de hacerlo. Los equipos de trabajo en ingeniería deben ser diversos para garantizar que los proyectos aborden adecuadamente todas las perspectivas y sensibilidades. La IA en particular, es susceptible a sesgos. Si los datos muestran un sesgo y no reflejan adecuadamente a toda la población, el resultado final, que se utiliza en una variedad de funciones y algunas de ellas críticas, también estará sesgado. Esto puede resultar en sistemas de clasificación que descarten automáticamente a las mujeres solo porque el modelo ha aprendido a partir de ejemplos que representan a hombres de mediana edad.
Si hablamos de desafíos y cómo podríamos enfrentarlos, desde el entorno académico hasta el profesional, las mujeres se topan con barreras que van, desde la falta de representación hasta los obstáculos para conciliar la vida laboral y familiar. En mis clases, he presenciado cómo algunas estudiantes solicitaban cambios de grupo debido a sentirse aisladas en un entorno predominantemente masculino. Además, persisten estereotipos arraigados que desalientan a las mujeres desde una edad temprana a perseguir carreras relacionadas con la Ciencia, la Tecnología, Ingeniería, Artes o Matemáticas.
Por ello, la educación y la formación desempeñan un papel clave en la reducción de esta brecha de género. Debemos fomentar las vocaciones desde una edad temprana, desafiando los estereotipos de género y proporcionando modelos a seguir femeninos en el campo de la ciencia y la tecnología. La universidad tiene un papel crucial en esta tarea.
Las empresas y organizaciones del sector tecnológico también tienen un rol que desempeñar en la promoción de la diversidad de género. Es fundamental que los equipos de liderazgo reflejen la diversidad de la fuerza laboral y que se implementen políticas efectivas de igualdad de género. La creación de grupos de mujeres en tecnología y programas de mentorización son una buena vía para proporcionar apoyo y oportunidades de crecimiento para las profesionales.
Las mujeres representamos el 50% de la población y excluir nuestro talento, es también perder la mitad de las posibilidades. Cerrar la brecha de género en los campos de la tecnología y preparar a las mujeres para participar plenamente en el desarrollo y la aplicación de la tecnología y la IA, es un desafío que requiere un enfoque multifacético y un trabajo conjunto. Esta será la única manera de crear un futuro equitativo.