«Quería abrir muchas puertas», dice William Velasteguí, al rememorar su decisión de estudiar una carrera universitaria. Originario del caserío de Miñarica en la parroquia rural de Santa Rosa, un pequeño pueblo dedicado a la agricultura, ubicado cerca de la ciudad de Ambato. Sus primeros años estudió en una escuela unidocente de la localidad, y concluyó la primaria en la ciudad de Ambato.
Desde pequeño y en el tiempo que no estaba en la escuela, William ayudaba en las tareas del campo, estaba familiarizado con el esfuerzo y el trabajo en la tierra pues sus padres se dedicaban a la agricultura. «Esa etapa me ayudó a formar mi carácter y a amar la tierra», menciona. Sin embargo, su primer reto era convertirse en un profesional.
Con una formación en electrónica, fue a Riobamba donde estudió un semestre en la ESPOCH, luego regresó a Ambato para trabajar. En aquella época, su familia atravesaba situaciones económicas complicadas y, a pesar de ello, sus padres lo apoyaron para continuar sus estudios en la Universidad Técnica de Ambato, que abría la carrera de Ingeniería de Sistemas.
El primer semestre fue una verdadera prueba, no disponía del material necesario para estudiar, mucho menos una computadora. Pero nunca se detuvo, continuó enfocado en sus metas con determinación y empeño. En lugar de rendirse se animaba diciendo: “Si Dios me trajo hasta aquí, es porque tengo la capacidad y puedo llegar lejos”.
Es así como superó esas dificultades iniciales y perseveró en su sueño de convertirse en un profesional de la tecnología. Su prioridad era su carrera profesional indica: “Me metí de lleno a estudiar”. Hizo del laboratorio de la universidad su cuarto de estudio, allí pasaba entretenido hasta altas horas de la noche, aprovechando libros y equipos de cómputo hasta regresar a su casa a descansar.
William Velasteguí recuerda sus días como estudiante, una época en la que representaba mayor esfuerzo cursar una carrera tecnológica sin la herramienta principal, un computador. Sin embargo, ahora reflexiona sobre cómo el acceso a la tecnología está más democratizado beneficiando a quienes saben aprovecharlo. «Tuve la oportunidad de salir adelante pese a las adversidades y contra comentarios de familiares que pensaban que debía dejar la universidad para apoyar a mis padres en el agro», señala.
Agradece profundamente el apoyo incondicional de sus padres que, a pesar de las dificultades económicas, se esforzaban para que continuara estudiando y cumpliera sus sueños.
Confiesa: «Ahora me motiva y emociona ver el orgullo que sienten al ver que he salido adelante».
A pesar de que las oportunidades laborales en tecnología en una ciudad pequeña como Ambato eran escasas. Después de egresar, fue profesor de los últimos semestres en la Universidad Técnica de Ambato y en la Universidad Católica. Luego trabajó en la Empresa Eléctrica de Ambato a cargo del sistema de facturación y recaudación como desarrollador, actividad que le apasiona.
En la actualidad, es Jefe de Tecnología y Gestión Digital en Plasticaucho Industrial, una empresa líder en la industria de calzado en Latinoamérica. Destaca además que en esta empresa existen muchas oportunidades de crecimiento personal y profesional. Con un compromiso inquebrantable, ha dedicado 22 años de su vida a un proceso de aprendizaje constante, una trayectoria que hoy en día que lo llena de orgullo y satisfacción.
Cuenta con entusiasmado que ha vivido retos de aprendizaje, responsabilidades y ha contado con el apoyo de la organización a la que mira con gratitud.
En este viaje, el aprendizaje más valioso para su liderazgo ha sido la interacción y el relacionamiento con las personas a través de la comunicación, y especialmente, la habilidad de saber escuchar a las partes antes de emitir juicios de valor.
Además de la comunicación efectiva, los valores aprendidos e inculcados por sus padres han sido pilares en la manera en que lidera a su equipo de trabajo. “La ética, el respeto y el buen trato hacia las personas incentivados por mis padres son pilares que orientan mi estilo de liderazgo” señala.
Estas aptitudes y habilidades le han permitido realizar un trabajo en equipo satisfactorio adaptado a los principios de agilismo en la adopción de tecnologías.
La percepción de sus colegas y colaboradores lo muestran como una persona orientada a retos, estructurada y comprometida en cumplir con indicadores y medición de resultados. Pese que pone en práctica la empatía, sabe diferenciar entre la amistad y el cumplimiento en el trabajo.
William Velasteguí mantiene una actitud balanceada frente a situaciones complejas, admite que en sus inicios laborales como profesor no fue así, “era impaciente y perfeccionista”. Sin embargo, ha madurado. “Somos perfectibles, todos tenemos algo en qué mejorar y he trabajado en ello aprovechando todas las oportunidades para hacerlo”.
Aunque sigue siendo perfeccionista ha desarrollado la paciencia, la capacidad de escuchar y ahora cuenta con las herramientas para enfrentarse a situaciones y retos complejos.
También disfruta de momentos en familia. Cuando sus hijos quienes estudian fuera de la ciudad regresan a casa los fines de semana, comparten tiempo cocinando juntos, disfrutando de una película, intercambiando ideas o colaborando en proyectos mutuos y de vez en cuando le gusta viajar a la playa en familia. Pero prefiere hacerlo en temporada baja para gozar de la tranquilidad. Recuerda que antes solía jugar squash o pasear en bicicleta con sus hijos, “cuando tenía físico”, bromea. Admite que no tiene oído para la música y tampoco es bueno para los deportes, pero por salud realiza ejercicio en la mañana o sale a trotar.
Le gusta cocinar y siempre que puede aprovecha para hacerlo los fines de semana. Aunque más que su hobby es una responsabilidad con la familia, señala: “De esta manera nos apoyamos con mi esposa”.
La lectura es una práctica habitual que tiene para ir formándose y aprendiendo más. Lee artículos y blogs que aportan a mejorar su conocimiento de soluciones, procesos y herramientas que maneja y sobre analítica. Su último libro leído es I eat failure for breakfast: El manual para hacer de tripas corazón de Mariángel Hernández.
William Velasteguí menciona que hay momentos que han reorientado su manera de ver la vida y ver más allá de las necesidades individuales. Un evento inesperado que puso en riesgo la vida de su último hijo le dio una visión sobre lo pequeño que un ser humano puede ser frente a la existencia de un ser superior. «Esa fue una lección importante que dejó una huella en mi vida y me ha hecho una persona más sensible hacia mi entorno. Aprendí que no somos todopoderosos y que desde el cielo existe un plan preparado para que las cosas sucedan.»
Hitos profesionales: En Plasticaucho Industrial
2021 a la actualidad: Jefe de Proyectos e IT y Gestión Digital
2012-2021: Jefe de Proyectos e IT
2010-2012: Gerente de proyecto SAP
2005-2010: Administrador SAP
2001-2004: DBA y analista programador