Una estrategia que toma fuerza y se convierte en una tendencia en las empresas es la implementación de una infraestructura distribuida en múltiples nubes. Sin embargo, para lograr el éxito, es necesario considerar una serie de aspectos relacionados con la arquitectura, gestión, seguridad, integración y costos.
Una planificación estratégica y cuidadosa permitirá obtener beneficios significativos en términos de rendimiento, flexibilidad y ahorro de recursos. Además, no se puede pasar por alto la importancia del cumplimiento normativo. Cada nube utilizada puede estar sujeta a diferentes regulaciones según la ubicación geográfica y el sector de la empresa. Por lo tanto, garantizar el cumplimiento normativo en cada una de ellas, evitará cualquier tipo de contratiempo.
Con estos objetivos en mente, las empresas aprovecharán al máximo el potencial de una infraestructura distribuida en múltiples nubes.
Sin embargo, los líderes que están al frente de la gestión de la infraestructura se enfrentan a múltiples desafíos relacionados con la planificación adecuada, toma de decisiones estratégicas, coordinación y gobernanza, la gestión de proveedores y la gestión de recursos humanos y económicos para fomentar una adecuada gestión de los servicios en diferentes nubes.
Para enfrentar estos retos de interoperabilidad e integración entre diferentes proveedores de servicios en la nube, es fundamental adoptar enfoques estratégicos que implica el uso de estándares abiertos, aprovechamiento de las API y servicios web para facilitar el acceso y el uso de los servicios de manera uniforme, implementar arquitecturas basadas en microservicios, emplear herramientas de integración eficientes, establecer acuerdos y contratos de nivel de servicio claros, y realizar pruebas para garantizar la compatibilidad y el funcionamiento adecuado de los sistemas.
En esta planificación, los proveedores de servicios en la nube se convierten en aliados importantes y al seleccionarlos, se debe tener en cuenta varios criterios fundamentales. Por ejemplo, evaluar los requisitos y necesidades de negocio, así como la carga de trabajo específica. Es importante examinar detenidamente los servicios y características ofrecidos por cada proveedor, como almacenamiento, computación, base de datos, seguridad, analítica, inteligencia artificial, integración y otros servicios requeridos.
Además, se debe considerar la compatibilidad con estándares y protocolos abiertos que permitan la integración con otros sistemas y la portabilidad de datos y aplicaciones entre diferentes nubes. La implementación de medidas de seguridad como cifrado, autenticación, control de acceso y protección contra ataques cibernéticos y verificar si los proveedores cumplen con los estándares y regulaciones de seguridad específicos del giro de negocio.
Para garantizar la seguridad y protección de los datos, en una infraestructura distribuida en múltiples nubes, es relevante la evaluación de los proveedores de nube para lo cual hay que considerar aspectos como la reputación del proveedor, prácticas de seguridad, cumplimiento normativo, cifrado de datos y la disponibilidad de herramientas de seguridad y certificaciones de seguridad internacionales.
Y de manera general, se deben tomar medidas como cifrado de extremo a extremo, el cual brinda una capa adicional de protección a los datos sensibles mientras están en tránsito y en reposo dentro de las nubes. Asimismo, una adecuada gestión de identidades y accesos, con el objetivo de garantizar que solamente las personas autorizadas puedan acceder a los recursos y datos almacenados en la nube. Y ello implica adoptar mecanismos de autenticación robustos y políticas de acceso basadas en roles. Además, asegurar que los equipos y dispositivos que accedan a los servicios desplegados en las múltiples nubes estén debidamente protegidos.
En cuanto al rendimiento y la disponibilidad de los servicios en la nube, es esencial analizar la ubicación de los centros de datos de cada proveedor y la redundancia que ofrecen para garantizar un alto nivel de disponibilidad. También se deben considerar el rendimiento de la red, la latencia y el ancho de banda que proporcionan.
Otros criterios importantes incluyen los costos y modelos de precios de los proveedores de servicios en la nube, así como la calidad del soporte técnico y la atención al cliente que ofrecen. Se debe evaluar la disponibilidad de canales de soporte, el tiempo de respuesta, la disponibilidad de recursos y la presencia en el país, considerando el sector al que pertenece cada organización.
Como líderes de infraestructura debemos garantizar la optimización de los servicios y su uso de manera eficiente, trabajar en conjunto en la implementación y despliegue de la infraestructura en la nube, coordinar con los equipos técnicos para asegurar la configuración correcta de los servicios en la nube, la integración con los sistemas existentes y cumplir con los requerimientos del negocio y brindar servicio de calidad aprovechando las ventajas significativas en comparación con una estrategia de nube única.
Una infraestructura distribuida en múltiples nubes ofrece ventajas en cuanto a ahorro en recursos tecnológicos y económicos, mejora en el rendimiento de las aplicaciones al utilizar la infraestructura de nube adecuada para cada caso.
La distribución de servicios críticos en múltiples nubes puede garantizar la continuidad del negocio, brinda además la posibilidad de balancear la carga de trabajo entre diferentes nubes, evitando la sobrecarga de recursos en una sola nube.
A nivel de cumplimiento normativo, por ejemplo, si una organización opera en distintos países o regiones, cada uno con sus propias normativas y regulaciones, distribuir los datos y aplicaciones en múltiples nubes puede ayudar a garantizar que se cumplan todas las regulaciones aplicables.
Las mejores prácticas para mantener la visibilidad y el control sobre los recursos y datos distribuidos en múltiples nubes están ligadas a una estrategia de gestión consolidada, la cual incluye políticas, procedimientos y herramientas para supervisar y controlar todos los entornos en la nube de manera eficiente.
Además, es importante implementar políticas de seguridad sólidas, como la utilización de autenticación de doble factor, cifrado de datos y controles de acceso basados en roles en todas las nubes.
El seguimiento y monitoreo continuo de los registros es otra buena práctica para mantener la visibilidad y el control. Mediante el análisis de comportamiento y el uso de sistemas de detección de intrusiones, es posible identificar cualquier actividad sospechosa o no autorizada en los entornos en la nube y tomar medidas preventivas de manera oportuna.
Por último, es fundamental desarrollar un plan de recuperación ante desastres, el cual incluya la realización de copias de seguridad periódicas, la definición de procedimientos de recuperación y realizar pruebas regulares sobre la capacidad de restauración en caso de un incidente.