Por: Katty Dávila, Regional Sales Director Appgate.
Con cada actividad en línea que realizamos, dejamos un rastro de información conocido como huella digital. A medida que las empresas y las personas aumentan su presencia en la red, los cibercriminales encuentran más fácil atacar y obtener ganancias financieras. Es necesario considerar la huella digital como la causa principal de muchos ataques de fraude y tomar iniciativas preventivas y de seguridad para evitar que la presencia en línea termine siendo el punto débil de la ciberseguridad.
Cuando los usuarios ofrecen información de sus vidas en línea, potencialmente pueden impactar el bienestar personal y empresarial. Esto se debe a que los ciberdelincuentes rastrearán ciertos aspectos de su actividad en línea, como los nombres de usuario, la fecha de nacimiento, las transacciones electrónicas y otros datos en el uso de las redes sociales, para sacar provecho y realizar ataques cibernéticos dirigidos, robar la identidad de las personas y cometer estafas o fraudes.
Esto no solo representa una amenaza para las finanzas y la reputación de los usuarios, sino también para las organizaciones. Para evitarlo, las empresas y los servicios de ciberseguridad necesitan trabajar con las personas, consideradas el eslabón más débil en términos de seguridad. La capacitación y la educación sobre la privacidad de datos y los buenos hábitos digitales son indispensables para la prevención.
Aunque eliminar por completo la huella digital puede ser un gran desafío, es posible tomar medidas para proteger nuestra información y limitar la exposición de datos sensibles, evitando que los delincuentes se aprovechen de ello. Una forma de hacerlo es eliminando las cuentas antiguas de correo electrónico y redes sociales que ya no utilizamos. Además, es crucial revisar y ajustar la configuración de privacidad de nuestro navegador para garantizar que nuestros datos estén protegidos, especialmente a la hora de realizar transacciones en línea.
Asimismo, es aconsejable limitar la cantidad de información que compartimos en las redes sociales, ya que revelar demasiados detalles personales aumenta significativamente el riesgo de ser víctimas de ataques de phishing y robo de datos confidenciales. Es fundamental ser conscientes de los datos que compartimos en línea, ya sea en posts, historias, mensajes de texto o correos electrónicos, restringiendo cuidadosamente nuestra información para salvaguardar nuestra privacidad y seguridad en Internet.
Desde el punto de vista empresarial y tecnológico, cada vez es más evidente la necesidad de avanzar hacia una autenticación basada en riesgo (Risk-Based Authentication), donde los datos y el contexto influyen en las medidas necesarias para verificar la identidad de los trabajadores, colaboradores y clientes. Esto implica ir más allá de las contraseñas tradicionales y utilizar autenticación de múltiples factores, como la biometría, o aprovechar fuentes de datos como el análisis de comportamiento y el contexto del dispositivo y el usuario para determinar si la persona que intenta acceder a una cuenta es un verdadero cliente o un impostor.
Reducir la huella digital es un esfuerzo conjunto entre usuarios y organizaciones. Al adoptar buenas prácticas y contar con herramientas de protección, podemos mitigar los riesgos de ciberataques y salvaguardar la seguridad en línea