Por: Marlene Reyes, analista senior de Mercados Emergentes, IDC Latinoamérica
A principios de 2022 el Fondo Monetario Internacional (FMI)[1] proyectó ajustes a la baja en el crecimiento mundial, a pesar de que preveía una recuperación a partir del segundo trimestre del año, una vez superado el impacto del brote de ómicron. No obstante, los pronósticos para este momento han empeorado significativamente, principalmente, por el conflicto bélico en Ucrania y las sanciones económicas impuestas; así como los rigurosos cierres en China, que han reducido la actividad económica en este país y provocado cuellos de botella en el suministro mundial de materias primas y productos intermedios. Situaciones que se suman al lento proceso de recuperación de las consecuencias de la pandemia.
En este contexto ya se planteaba el impacto inflacionario[2] que se estaría dando; sin embargo, las previsiones han empeorado. La escasez de suministro de algunos productos debido a la guerra ha añadido presión, como es el caso de los mercados de materias primas, elevando algunos precios a niveles históricos. En las economías de nuestra región el escenario no es mejor, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), pronostica un menor crecimiento y mayor inflación como resultado del impacto económico y social de la guerra[3].
Mientras tanto, el Consejo Monetario Centroamericano (CMCA)[4] vaticina que en conjunto los países de esta zona pueden cerrar el año con una tasa de inflación cercana al 8.7%[5], llegando a niveles no vistos en las últimas décadas, y un crecimiento menor al esperado a principios del año. Los principales elementos que llevan a esta situación son el alza en el costo de la energía[6], el transporte y las materias primas. Aunque, se considera que estos tendrán una incidencia directa en todos los precios del resto de la economía.
En el caso del sector tecnológico, Chris Murphy, Program Vice President Sourcing Advisory Services de IDC menciona que los precios del hardware, software y servicios de TI han aumentado considerablemente a nivel global. En el caso del hardware el incremento se comenzó a observar con los problemas logísticos causados por la pandemia[7]. Como ejemplo, la Comisión Centroamericana de Transporte Marítimo (Cocatram) presentó en 2020 la encuesta “Impacto del COVID-19 en las Operaciones Portuarias de Centroamérica y República Dominicana”, cuyos resultados mostraban una disminución importante en volumen de embarque y desembarque de los contenedores.
A lo anterior, se suma que el aumento generalizado de los precios está afectando las expectativas salariales de la población, lo que lleva a desincentivar o postergar la adquisición de tecnología, debido al encarecimiento de los bienes de primera necesidad. Por ejemplo, el CMCA registró que, a principios del segundo trimestre del año, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en El Salvador se colocaba en 6.5%, lo atípico de esta situación no sólo son los niveles que se alcanzan sino la velocidad de ellos, pues al compararlo con el mes anterior la variación había sido de 0.5%[8]. Además, esto suele conllevar una volatilidad de los tipos de cambio que afectan el costo de la compra. Consideremos que existe una correlación inversa entre la inflación y el tipo de cambio -un aumento en la inflación deprecia la moneda- por ende, la adquisición de productos, principalmente de importación, se ve impactada de manera negativa.
Este escenario es un inhibidor del avance en la adquisición de tecnología de la población centroamericana, sea a través de la compra directa que realizan las personas, como de las compras gubernamentales, específicamente, proyectos que tienen como objetivo proveer equipo tecnológico a la población. En el estudio que realiza IDC sobre las previsiones de gasto en TIC por países y categorías tecnológicas: “World Blackbook Live Edition”, en su versión de 2022 muestra el impacto de las crisis económico-sociales en la compra de tecnología en la región junto con los choques propios del sector. Por ejemplo, en la crisis económica mundial de 2009, conocida como “La Gran Recesión” se registró en Centroamérica un drástico decrecimiento en el gasto de dispositivos tecnológicos[9]. En 2019 la dinámica del mercado era negativa, ya existían problemas de abastecimiento de los semiconductores, algo que nace previo a la pandemia; mercados de gran peso como teléfonos móviles que aún no contaba con competidores asiáticos hoy claves en el crecimiento del mercado, y PC´s contraído por no ser prioridad de compra o un producto no asequible dentro de la población centroamericana.
Mientras que, en 2020, primer año de pandemia situación considerada como “La Gran Hibernación” y cuya característica atípica fue la contracción tanto del lado de la oferta como de la demanda, intensificó los problemas propiciando una crisis de abastecimiento y logística. Las soluciones que los países de la región han establecido para minimizar el impacto de la inflación en las economías están centradas en ajustar al alza las tasas de política monetaria, cambios en la política fiscal y disminución del gasto público, para que así la pérdida de capacidad de compra no se agudice ni se prolongue. Pues recordemos que la emergencia de la Covid-19 reafirmó los beneficios para la población de disponer de tecnologías para la continuidad de las actividades, y primer paso para el logro de la adopción tecnológica y con ello de la transformación digital. Finalmente, frente al reto que este contexto implica en la industria TIC acciones claves a considerar desde los oferentes de dispositivos tecnológicos es el control de presupuesto de sus organizaciones (gasto de Opex y Capex); contar con una mayor supervisión de los precios de compra para asegurarse que obtienen los mejores acuerdos, y seguir desarrollando experiencias multicanal que permitan procesos eficientes de pedido, entrega y devolución para favorecer la fidelidad del comprador.
[1] Informe “Perspectivas de la Economía Mundial” en enero de 2022. https://www.imf.org/es/Publications/WEO/Issues/2022/01/25/world-economic-outlook-update-january-2022
[2] La inflación hace referencia al aumento, tanto generalizado como sostenido de los precios de los bienes y servicios, durante un determinado periodo de tiempo.
[3] Informe “Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿Cómo enfrentar esta nueva crisis?”. Una de las consecuencias más palpables como conjunción de los factores económicos en la región será el incremento de la pobreza e inseguridad alimentaria. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/47912/S2200419_es.pdf?sequence=3&isAllowed=y
[4] El Consejo es un órgano del Subsistema de Integración Económica del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), que fue constituido el 13 de diciembre de 1991. https://www.sica.int/
[5] Con base en información del Consejo Monetario Centroamericano (CMCA). Reporte Ejecutivo Mensual (mayo 2022). https://www.secmca.org/periodo_informe/mensual/
[6] A diferencia de otros países de la América Latina y el Caribe, los países de centroamericanos al no ser productores de petróleo y sus derivados, son totalmente dependientes de las compras de estos.
[7] “IT Inflation: Where it is Headed, and What to do about”, 8 junio 2022. https://blogs.idc.com/2022/06/08/it-inflation-where-it-is-headed-and-what-to-do-about-it/
[8] CMCA, “Inflación de El Salvador”, https://www.secmca.org/inflacion-de-el-salvador-37/#:~:text=El%20%C3%8Dndice%20de%20Precios%20al,2.79%25%20observado%20doce%20meses%20atr%C3%A1s.
[9] Dispositivos tecnológicos incluye: teléfonos móviles, impresoras, monitores, tablets, PC´s y Werables.