Por Mariángel Hernández, Consultora empresarial y autora del libro I eat failure for breakfast.
Inclusive, te has paralizado creyendo que no es el momento de intentar esa iniciativa innovadora que tienes en mente, porque tal vez no es el año más adecuado, o peor porque piensas que es mejor esperar a ver si alguien de la competencia lo intenta y ver cómo reacciona el mercado.
Hago conexión con esta definición, ya que no hay peor error que confundir nuestro plan de innovación con la capacidad de mantenernos motivados por el surgimiento esporádico de ideas creativas. No podemos pretender que rebuscando entre las mil y un ideas disruptivas que se nos han ocurrido, surja una que en esta ocasión nos guste más para catapultar nuestra carrera en la empresa como el nuevo líder o CDO.
Para innovar de forma sustentable es clave responder a esto:
- ¿Cuál es el principal objetivo del cliente de cara al final del año? ¿Cuál es su principal objetivo para 2022?
- ¿Cuál es el dolor de cabeza más tenaz que le genera su competencia?
- ¿Cómo puede diferenciarse ante su propio cliente? ¿Qué le ayudaría a marcar la pauta como líder en su industria?
Y dentro de todo esto: ¿Qué herramientas tecnológicas ayudarán a resolver esos 3 retos mencionados?
Todo debe nacer fundamentado debidamente desde los cimientos estratégicos del negocio para que encuentre una razón de ser que justifique el riesgo de inversión en una nueva plataforma tecnológica o la implementación de una línea de negocio digital, un producto diferente a lo que estábamos acostumbrados a producir, etc.
Durante el proceso, es vital que puedas establecer fases de ejecución acordes, tomando en cuenta métricas de impacto al negocio en el corto plazo, identificando las posibles variaciones en los resultados y la manera en que podemos apoyarnos en dichas “variaciones” o resultados no tan óptimos para fortalecer nuestro experimento. De esta forma, será mucho más fácil y sustentable, comenzar a forjar una cultura organizacional abierta a la innovación, porque vamos “humanizando” los errores y aprendiendo a reconocerlos, claro está, lógicamente en magnitudes que no pongan en riesgo la continuidad del negocio ni la salud financiera de la empresa.
Y esto con el fin de que sirvan como “apalancador” indispensable para diferenciarnos de la competencia positivamente.
En este arduo camino por conocer a nuestro cliente y aportar con proyectos innovadores las equivocaciones son inminentes, pero también son la inspiración más valiosa para identificar el verdadero conocimiento y experiencia para sacarles provecho.
En mi libro “I eat failure for breakfast» – el manual para hacer de tripas corazón comparto los típicos errores que se comente al buscar innovar y la manera de identificar rápido y eficientemente esos “errores maravillosos” para establecer una rutina de gestión de liderazgo humano, consciente, empático y, sobre todo, orientado a resultados tangibles para el negocio.
Si hay algo seguro, es si no innovas, tarde o temprano entras en obsolescencia y solo quedará competir por precio, algo que toda empresa evita. Por tanto, te invito a que desarrolles tu plan de innovación anual tomando en cuenta:
- ¿Cómo lo planificas en términos ejecutables y medibles?
- ¿Cómo lo uno a los KPIs de ventas e impacto financiero?
- ¿Cómo involucro adecuadamente a los sponsors internos?
El arte de innovar está en mantener el norte claro mientras vamos curándonos las heridas de los errores cometidos… pero siempre en movimiento.
Sobre el libro de Mariángel Hernández lo puede encontrar en tosellmore.com/libro