Carlos Loaiza, Presidente de la Cámara de Comercio de Quito.
Las grandes y medianas empresas estaban adaptadas en gran medida a la aplicación e implementación de tecnologías en su cadena de suministro y comercio con el fin de optimizar su cadena de valor, sin embargo, las Mipymes, micro, pequeña y mediana empresa, manejaban procesos más tradicionales debido a los costos de implementación y fuentes de acceso a nuevas tecnologías.
Con la pandemia se agiliza la implementación de nuevas tecnologías tanto para la cadena de suministros y de comercio debido a una amplia oferta de soluciones e inclusive algunos servicios tecnológicos gratuitos. Esta oportunidad fue aprovechada por organizaciones de todo tamaño para dar mejorar su cadena de valor.
Si bien la pandemia “obligó” a las empresas a adaptar tecnología a sus procesos y dar este salto tecnológico para acoplarse de manera óptima al comercio electrónico, también es cierto que evidenció una realidad y es que muchas organizaciones aún están rezagadas en sus procesos. En esta dinámica, existe un arduo trabajo por realizar que empieza con la sensibilización de las organizaciones para entender el cambio, propiciar el conocimiento y las herramientas para acortar las barreras de ingreso hacia un ambiente digital.
En un contexto con un consumidor digitalizado, la evolución de las empresas debe mantenerse a la par, cubriendo necesidades en nuevos nichos de mercado e integrando una propuesta en que el canal digital y los tradicionales se complementen. Mientras existan los recursos suficientes se deben gestionar ambos considerando lo importante que es la trazabilidad para cumplir con las expectativas del cliente.
La decisión de vender por canales tradicionales y/o en línea para una empresa, está relacionada con la madurez de su presencia digital, mientras ésta es más baja, las ventas tradicionales serán mayoría.
Sin embargo, en el contexto global de una cadena de suministro estándar, suelen ser los factores conexos a los servicios que comprenden las ventas digitales, aquellos que inciden también en esta decisión. Los costos financieros de transferencias o botones de pago, costos de envíos provistos por terceros, costos derivados de la presencia digital por alojamiento web, equipos, campañas de pago en redes sociales, entre otros.
Para las empresas, sobre todo las Mipymes, existen soluciones gratuitas y de pago dependiendo del objetivo y el alcance de la organización. La Cámara de Comercio de Quito, CCQ, provee a las organizaciones capacitación y formación, nuevas tecnologías, canales de venta online como www.compratodo.com.ec, herramientas tecnológicas gratuitas y acampamiento legal en materia de Tecnologías de la Información y la Ley de Protección de Datos, aprobada recientemente.
El marketplace de la CCQ, permite a las organizaciones de cualquier tamaño contar con un canal de venta en línea sin tener que desarrollar una inversión inicial, y acceder a un servicio con todas las certificaciones de seguridad, botones de pago, integración logística y facturación electrónica, para que tanto la persona que realiza una compra como la organización que vende tengan la confianza de un comercio en línea formal.
Adicional, la CCQ realiza constantes charlas, conferencias y ponencias con el fin de sensibilizar a los consumidores y empresas sobre oportunidad del e-commerce y sus bondades para las organizaciones y el comercio en general.
Cifras de ventas del sector
La pandemia deja cifras negativas para el comercio en el país. Las ventas del sector para el 2020 se redujeron en un 13.8% en comparación al 2019, donde alcanzaron los $69.978 millones, en comparación a los $60.335 millones de ventas del 2020.
Durante el primer cuatrimestre del 2021 las ventas alcanzan los $20.098 millones, una leve recuperación en relación al 2020, sin embargo, no llegan a los niveles de venta pre-pandemia, teniendo una recuperación lenta y moderada.
- Cifras de ventas con facturas registradas en el SRI