El trayecto profesional recorrido por Susana Molina, está matizado por la adaptabilidad, el cambio y la entrega a una práctica constante de su profesión. Actualmente, es la Gerente de Tecnología de Veolia en Ecuador. Desde hace casi 25 años, cuando egresó de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la segunda promoción de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, ha evolucionado continuamente sin perder de vista su entusiasmo por los datos y la gestión de proyectos en los que se ha especializado con la práctica laboral y formación académica.
La experiencia en Oracle como gerente de soporte, le abrió al mundo no solo de la arquitectura de datos sino a cultivar nuevas habilidades con la interacción de clientes, además, del aprendizaje sobre proyectos y su ejecución. Siempre se ha desempeñado en la arquitectura tecnológica, y en el año 2004 complementa su perfil con un Diplomado de Administración de Proyectos y posteriormente su certificación como PMP (Project Manager Profesional). Desde que inició su carrera hasta la fecha ha realizado alrededor de 200 proyectos y soluciones en diversas plataformas. En todos ellos, dice Susana, “he conectado una necesidad con tecnología para solucionar problemas”. Sin embargo, confiesa que uno de sus mayores retos, en su trayectoria profesional, ha sido vencer la resistencia al cambio a la hora de implementar cada proyecto. De la implementación de los proyectos, dice la ejecutiva, “aprendí que además de lógica, son claves la intuición, empatía y flexibilidad para lograr reducir la complejidad y llevar con éxito un proyecto tecnológico”.
Esa flexibilidad de la que habla, también ha sido parte de su cotidianidad. En tres oportunidades se ha trasladado a vivir a Guayaquil y su adaptación ha sido progresiva. “He tenido la oportunidad de vivir muchas experiencias y estoy agradecida de vivir en esta hermosa ciudad”.
Sus jefes han sido sus mentores y han contribuido a afianzar su gestión y trabajo, pero la lección más enriquecedora la recibió cuando estudiaba la secundaria en el colegio La Presentación. Recuerda dos frases repetidas constantemente por la rectora: “No hay nada como la satisfacción del deber cumplido” y “el que no vive para servir, no sirve para vivir” que las aplicado al pie de la letra.
Equipo de trabajo
Susana Molina menciona que exige mucho a sus equipos de trabajo, “los obligó a salir de su zona de confort y esforzarse por mejorar como personas y profesionales”. Con ello, dice la ejecutiva, los impulso a ir más lejos, desarrollar ideas, estar activos y actualizándose constantemente.
Sí se puede
Cuando decidí ser ingeniera de sistemas sabía cómo sería mi vida, de modo que nunca ha sido complejo renunciar a algo, comenta convencida Susana Molina. Aunque, reconoce que al ser madre “sientes esa necesidad de pasar más tiempo junto a los hijos, pero finalmente, entiendes que lo más importante es entregarles tiempo de calidad”. El apoyo y complemento para su carrera profesional ha sido su familia: sus padres quienes siempre han sido un gran soporte, su esposo, también profesional informático, y sus dos hijos, que son su motor y le inyectan el deseo para seguir siempre adelante. “Estoy agradecida con ellos, porque nunca me han reclamado nada”. Ellos entienden que la operatividad de una empresa depende en buena medida de la conectividad, sistemas, y de tecnología, y no hay un horario fijo cuando hay una eventualidad, dice Molina.
En este recorrido de aprendizaje, “he comprobado que si se puede ser una buena madre, esposa y profesional”, “me he entregado a mi carrera profesional y también a mi familia”.
Una Navidad inolvidable
De esos imprevistos que nunca faltan, Susana Molina pasó una Noche Buena resolviendo, junto a su equipo de trabajo, una contingencia informática en Interagua. Una vez solventada la eventualidad, y cercana a las 12 de la noche, regresó a su casa. Sin tiempo para preparar la cena navideña, junto a sus hijos salieron a comer. No encontraron restaurantes abiertos pero sí una estación de gasolina con un minimarket Listo. Allí, disfrutaron de la familia y de un hot dog de cena navideña. “Mis hijos lo recuerdan como una anécdota y lo feliz que estuvimos aquel día”. Para Susana este episodio de la vida familiar y profesional es una muestra de que “si tienes la actitud para hacerlo, se convierte en algo positivo”