El mundo cambia aceleradamente, la denominada cuarta revolución industrial trae disrupciones en todos los sectores de la economía y negocios, transforma la forma de trabajar, cambia los roles que desempeña el personal e incorpora tecnologías que agilizan y simplifica el trabajo.
Como producto de esta transformación las estructuras organizacionales se adaptan a nuevas funciones e incorporan posiciones o cargos laborales pegados a los nuevos requerimientos. Actualmente, producto de la transformación digital existen 15 nuevos trabajos que antes no existían.
En el estudio de Deloitte sobre “El mercado salarial y laboral ecuatoriano en la era de la transformación digital: desafíos y disrupciones”, se identificaron a siete grupos críticos relacionados con perfiles de éxito digitales basados en una estructura diferenciada para contratar, gestionar y remunerar.
Estos grupos de cargos digitales son Analítica de datos, Experiencia del cliente, Innovación, Eficiencia de las operaciones, Servicios y productos digitales, Marketing digital y Liderazgo digital. El estudio con la participación de aproximadamente 200 empresas, nacionales y extranjeras, encontró importantes hallazgos como la predominancia de cargos con fuerte componente digital: Científicos de datos, Arquitectos de datos, Customer journey, Experience designer, User experience, Product owner, Servicios digitales, BPL (buenas prácticas de laboratorio), Scrum master, Go to market, etc. Muchas de estas plazas laborales pueden sonar aún novedosas, pero cada vez son más solicitadas por las empresas ecuatorianas.
La realidad, es que no es fácil encontrar estos perfiles debido a algunas limitantes, el tamaño del mercado y la exigencia de los requisitos. Sin embargo, las empresas buscan estos profesionales calificados en el extranjero o deciden contratar profesionales con conocimientos afines para formarlos, aunque esta decisión depende de la urgencia en la contratación de perfiles para posiciones laborales digitales.
El estudio refleja que las habilidades para estos cargos, además, del componente técnico, requiere de competencias de comunicación, colaboración, autodesarrollo, pensamiento crítico y curiosidad intelectual.
Finalmente, las organizaciones deben enfrentar importantes desafíos, desde crear políticas salariales apropiadas para motivar la formación de talento para estas nuevas profesiones digitales, identificar las áreas más propensas para ser automatizadas y medir el impacto, eficiencia, innovación y propuesta de valor para el cliente.
El mayor reto para los ejecutivos es preparar a las empresas culturalmente para enfrentar los cambios transformacionales y exponenciales que se profundizarán en los próximos años.