Innovar es transformar, romper el círculo de confort, no solo para cambiar la organización, sino también para expandirla por completo; la innovación debe ser parte de la visión de negocio y de la planificación estratégica la cual marca los objetivos y el plan macro a seguir.
Aunque la innovación es un proceso natural del ser humano, las organizaciones aún deben romper el mito de hacer las cosas de la manera tradicional y dejar el pensamiento estático de que si algo funciona, para qué hacerlo de otra manera. En ese cambio cultural, es importante “romper” los silos y estructuras jerárquicas, formar un espíritu colaborativo para hacer realidad cada idea que se genera.
Una vez que la cultura organizacional no se limite a lo conocido será capaz de adaptar y adoptar nuevos retos como la transformación digital, que tiene un componente tecnológico pero sobre todo que involucra el cambio organizacional con una visión más ágil. La transformación digital se convierte en un complemento de la innovación que permite mejorar los procesos orientándose al cliente para potenciar los resultados, es un proceso de co-creación continuo donde la tecnología es el medio pero no es un fin, por lo tanto hay que conjugar todas las visiones para lograr generar valor.
La cultura de innovación en una empresa se sustenta en la colaboración y el fomento de la comunicación, el trabajo colaborativo de equipos matriciales y multidisciplinarios para lograr un valor mayor, porque el valor de una idea está en la capacidad de convertirla en realidad y más aún si es con el aporte, experiencia y conocimiento de talento en la organización
Adicionalmente, un factor importante es analizar qué es lo que quiero innovar y no hacerlo porque es una tendencia o una moda. Si en un trabajo conjunto en la organización se identifica una idea con gran potencial hay que desarrollarla y hacerlo considerando el contexto porque en nuestro ambiente actual la tecnología es un vehículo que va a velocidades enormes así que el espacio de innovación también es muy grande.