Japón, que cuenta con una tasa de natalidad baja y una elevada esperanza de vida, se enfrenta a una seria crisis demográfica, ya que su población ha venido envejeciendo y aumentando con el tiempo. Unas dos terceras partes de los agricultores en el archipiélago tienen más de 65 años.
Reticentes a utilizar mano de obra extranjera, los japoneses están desarrollando novedosas tecnologías que podrían permitir a los agricultores de edad avazada seguir trabajando sin fatigarse tanto. Uno de dichos proyectos es el del profesor Shigeki Toyama, quien con su equipo de la Universidad de Agricultura y Tecnología de Tokio concibió el exoesqueleto motorizado o «traje que aumenta el poder».
Después de quince años de investigación y desarollo, el kit del super-agricultor está finalmente cerca de entrar al mercado japonés. El científico planea crear su empresa este año para producirlos en serie y venderlos a partir de 2012.
El armazón de metal y plástico cuenta con ocho motores eléctricos, distribuidos a lo largo de las articulaciones, que permiten amplificar la fuerza de los brazos y pies. La asistencia puede ser activada tanto por sensores que registran los movimientos del cuerpo como por comando oral.
El traje confiere al usuario una agilidad y una comodidad inigualables para desenterrar rábanos, recoger duraznos o cosechar uvas sin reumatismo, problemas de espalda, calambres u otros dolores que los agricultores conocen bien. «Si el agricultor se inclina para desenterrar un rábano japonés, su espalda se mantendrá recta y bastará dar una orden para que las articulaciones metálicas en las piernas se estiren y le den el impulso necesario para arrancar la hortaliza sin esfuerzo», explicó Gohei Yamamoto, uno de los estudiantes que trabaja en el proyecto.
Dos modelos han sido ya desarrollados para diferentes actividades. El más pesado -de 31 kilos- permite recoger verduras al sol y transportar bultos pesados. El segundo -más reciente, de 23 kilos- sostiene la columna vertebral y los brazos, permitiendo la recolección de frutas de los árboles.
Según los investigadores, el uso de estos equipos puede reducir el esfuerzo físico en un 62% en promedio. La actividad muscular llevada a cabo baja a la mitad cuando el usuario dobla las rodillas. Por lo tanto, puede permanecer estirado por más tiempo y sin ningún dolor.
«Para desarrollar este último modelo, hemos hecho un estudio entre 102 personas, preguntándoles qué partes de su cuerpo les duelen más durante la recolección de uvas», señaló Yamamoto. «Resultó que los brazos, el cuello y la parte baja de la espalda eran los más afectados».
El equipo será vendido inicialmente a un costo de un millón de yenes (7.950 euros; 11.000 dólares), pero su precio debería caer a la mitad cuando empiece a ser producido en serie. No hay por el momento planes de exportarlo.
El mismo equipo de investigación comenzará a trabajar pronto en la creación de gafas multimedia, que podrán proyectar información útil para el agricultor en tiempo real, según la tarea que esté llevando a cabo. Así, un agricultor podrá ver cuan maduras están las frutas que está observando o seguir su propio ritmo cardíaco y consumo de calorías. Las gafas podrán indicarle, por ejemplo, que tiene que hacer una pausa tras haber trabajado demasiado, indicó Toyama.
Equipos inteligentes de asistencia física ya se usan en Japón para facilitar el desplazamiento y la rehabilitación de personas enfermas, discapacitadas o de edad avanzada en hospitales y centros de reposo. Este tipo de programas han encontrado apoyo del gobierno, que promueve las iniciativas para desarrollar todo tipo de robots y tecnologías para asistir a personas de edad.